Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Vengo del curso de verano del ISSEP que se ha celebrado en El Escorial. Es una institución educativa cercana a Vox y, por tanto, aunque la edición se titulaba nada menos que Occidente, Cristiandad, Europa, se podrían esperar unas clases de formación política partidista pegadísimas a la actualidad.
El contenido, en cambio, ha hecho honor a su título, alejado de electoralismos y escaramuzas. No sé si se han grabado las ponencias. Ojalá, por desactivar prejuicios, por su calidad y, sobre todo, para que no tengan ustedes que creerme sólo a mí.
Se ha hablado de la historia de Europa, arrancando de la Edad Media. Sin arqueologismos, con pasión, conscientes de que el porvenir para nosotros empieza en el pasado. También se ha hablado mucho de fe. El cardenal Müller, que dio la conferencia de clausura, no vino a hacer política, como es natural. Y se reflexionó sobre el papel de la literatura: para empezar, Kiko Méndez-Monasterio, que pasa por ser el spin doctor de Abascal, animó a leer más que teoría política, narrativa, en la línea de un Julián Marías cuando afirmaba que los grandes relatos son “vitaminas biográficas”. Yo también eché mi cuarto a espadas y empujé a lo mío: a la poesía, a la siesta, al buen humor (Ratzinger dijo que transmitir el joie de vivre a un mundo crispado y triste es una de las mayores urgencias de nuestro tiempo) y un poco al vino (Bebo luego existo, cité a sir Roger Scruton).
Habrá que estar, qué remedio, como la Guardia de la Noche, en custodia de la delgada línea roja, esto es, en la rabiosa actualidad, pero sin olvidar que sólo es una línea. “Ser es defenderse”, dijo Maeztu, sí; pero, además, como añadió el profesor Domingo González, junto a la resistencia, es esencial la imaginación política. Que implica sostener la extensión de lo magnífico –fe, literatura, historia, piedad con los mayores, ilusión por los hijos, tradición, conservatismo, esperanza– que da sentido a esa defensa.
La apertura de horizontes urge y vale para todos, de derechas o no. Si no fuese así, no la habría traído a esta columna. No podemos dejar que la política inmediata nos oprima. La de verdad, como tal vez estemos olvidando con tanto recorte en corto, es una visión amplia y profunda de la realidad de España y de la Cristiandad. Hay que pensar mucho, más y mejor en todo.
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