Las costuras de la sanidad

Las fallas que se observan en los servicios públicos tienen que ver sobre todo con su alarmante falta de dotación

Cuentan que desde Francia aumenta sin cesar la demanda de médicos españoles, ofreciendo buenos salarios por determinados servicios, de tal manera que, sobre todo en nuestras regiones limítrofes, no son pocos los profesionales que solicitan una reducción de jornada en su empleo de origen, cuando no una excedencia, para trabajar a tiempo parcial en el país vecino, duplicando y hasta triplicando los modestos salarios que perciben aquí. La sanidad española malvive entre buenos profesionales con los sueldos escasos que permiten los maltrechos fondos públicos, la tiranía del mercado dominada por las aseguradoras y un paciente exigente acostumbrado a una cultura de los derechos sin apenas obligaciones cada vez más asentada.

Desde esta perspectiva, no nos puede extrañar el creciente malestar que se observa a todos los niveles, desde el ciudadano que ve desatendidos sus derechos más básicos, enfocado sustancialmente en la atención primaria, hasta los propios profesionales que han visto aumentadas sus listas de pacientes diarios hasta la exageración. Sin embargo, y siendo este un problema de índole general que afecta prácticamente por igual a todos los territorios (y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra…) existe una cierta inercia en la opinión pública y en buena parte de la publicada en volcar las críticas hacia los gobiernos de derechas, y particularmente en la Comunidad de Madrid y en la presidenta Ayuso. ¿Por qué?

En mi opinión, ayuda poco a compensar este exceso de crítica no exento de sectarismo (la implicación de ciertos colectivos sanitarios vinculados a la izquierda madrileña en el debate es evidente) ese discurso de un liberalismo simplón a la que la presidenta madrileña es tan aficionada, según el cual poco menos que pagando menos impuestos el ciudadano medio tendrá más calidad de vida, y al que se asoma de vez en cuando peligrosamente nuestro presidente andaluz. Como pasa en otros ámbitos, las fallas que se observan en los servicios públicos tienen que ver sobre todo con su alarmante falta de dotación, por mucho que haya bastante que mejorar en otros aspectos como la gestión o evitación de gastos superfluos. En estos tiempos de sobreexposición mediática, conviene recordar que la socialdemocracia murió, efectivamente, de éxito, pero entretanto dejó un reguero de concesiones que el personal, que no anda para muchas bromas, no está dispuesto a renunciar.

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