La 40 edición del Festival de la Guitarra de Córdoba ha concluido con cifras muy pobres ¿Será este el prólogo a la privatización de la cita por excelencia del julio cordobés? ¿a que una empresa, bajo la supervisión del Instituto Municipal de Artes Escénicas (IMAE), se haga cargo de su gestión, tal y como defendía el actual equipo de gobierno con el alcalde, José María Bellido, a la cabeza, a finales del pasado año? Es larga la pregunta, sí, como larga tiene que ser la reflexión municipal sobre esas cifras de un festival que nació gafado. Comenzó gafado cuando quien estaba llamado a ser una de las estrellas de esta edición, el argentino Andrés Calamaro, se cayó del cartel meses antes de la celebración de la cita. Y continuó gafado. Loquillo abandonó el escenario durante su recital cuando no llevaba ni dos canciones y cuarto del repertorio que había preparado para la que iba a ser la actuación de otro de los platos fuertes del festival. Y concluyó gafado. La rockera norteamericana afincada en Inglaterra Suzi Quatro canceló su concierto, el último que se iba a celebrar en el Teatro de la Axerquía, a pocos días de que fuera a celebrarse, por los problemas de movilidad covid que existen entre países.

Pero vamos a esas pobres cifras de las que hablaba, a las que es obvio que también ha contribuido la pandemia, a pesar de que los conciertos se han desarrollado de forma segura. Los espectáculos en el Teatro de la Axerquía han registrado apenas el 53,2% del aforo permitido por el covid (fijado en el 65% del total en todos los teatros) con 4.836 personas, mientras que el Gran Teatro recibió a 1.608 espectadores (76,6%) y el Teatro Góngora llenó un 75,8% del aforo permitido con 1.151 personas. En total, unos 9.100 espectadores disfrutaron del festival. Además, siete de los conciertos han superado el 85%, otros 13 han superado el 60% y solo dos se consideran "un fracaso" por debajo del 40%. Los más populares fueron el de Loquillo, que superó la barrera de los 1.000 espectadores, a pesar de haber suspendido el concierto por una laringitis aguda, que desencadenó en una afonía. En el otro lado del espectro se encuentra Triángulo de Amor Bizarro, Costas Cotsiolis y el homenaje a Paco de Lucía con Una noche por Paco o el concierto de Sinfonity, que no superaron el 50% del aforo. En el ámbito económico, la edición 40 del festival ha movilizado alrededor de 500.000 euros, más de 360.000 de ellos dedicados a artistas y empresas de servicios de carga y descarga, seguridad, catering y demás auxiliares de este tipo de eventos. Es la conclusión positiva que ponen sobre la mesa desde el IMAE para lograr la reactivación de un sector muy afectado por la crisis, porque por lo demás...las cifras son las que son. ¿Cambiarían las cosas si, como se propuso, una empresa gestiona los espectáculos de la Axerquía y la plaza de toros? Solo el tiempo lo dirá.