Certezas del año que se va

31 de diciembre 2025 - 03:07

No ha sido precisamente brillante, al menos en lo que a Política se refiere, este año 2025 que se va esta noche, pero nos deja una serie de certezas. La primera, que Pedro Sánchez seguirá de presidente del Gobierno, y es más que posible que el año que viene por estas fechas hasta podamos reproducir el artículo. Nuestros constituyentes seguro que le dieron vueltas y más vueltas para articular un sistema que proporcionase lo mínimo que se requiere en democracia, pluralidad y alternancia, pero no contaron con que, cincuenta años después, pudiera colárseles alguien tan contrario a la honestidad y al sentido institucional.

La segunda certeza es que el liderazgo de Alberto Núñez Feojóo se mantiene, pero más débil de la cuenta. Lo que seguramente no lo inhabilitará para alcanzar la presidencia del Gobierno cuando toque, pero si esta cae no será desde luego por su tenacidad e iniciativa, sino más bien por el desgaste y la podredumbre de todo lo que rodea al adversario. Pocas veces se ha dado una coyuntura política y social (no tanto económica) más proclive para un cambio de ciclo, y en pocas ocasiones se han advertido más dudas en la forma y el tiempo de asestar el golpe definitivo, como si todo el entorno suponga un peso más que una ayuda, y los interrogantes sobre la verdadera naturaleza del Partido que no se terminan de despejar lastren el potencial que se le presume.

La última certeza es el auge de Vox, en la línea del ascenso de la ultraderecha en todo Europa, aunque bien es verdad que aquí con un punto menor de intensidad. A Vox le favorece la polarización y su autoafirmación antitética con respecto a Sánchez y el socialismo (en esto, no se aleja demasiado de Ayuso), pero le perjudica el sistema electoral español y nuestra configuración territorial de estado compuesto. Abascal acierta desmarcándose del ámbito sociopolítico del PP para adentrarse más en los caladeros agroindustriales y donde la inmigración (o su vertiente de la pobreza, mejor) causa problemas de convivencia, con la referencia francesa de Le Pen siempre presente. Pero España no es Francia, y ese estigma de partido segundón de la derecha española no parece que vaya a quitárselo así como así. La manera en que PP y Vox acierten a gestionar la amplia mayoría que se les supone será la incógnita más relevante a despejar en el revuelto 2026 que nos espera.

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