Calor y?ruido

29 de junio 2025 - 03:07

El ruido es desagradable, y si es humano, gratuito y, más, estruendoso, es el hijo bastardo del sonido. Supongo que un vecino de un aeropuerto se acostumbrará a los duros silbidos de los motores de los aviones. Decían que Wagner altera a los nonatos dentro de su madre, mientras que Bach los serena. No hablamos de esa dudosa hipótesis, ni tampoco de la música, sino del exceso de decibelios para los oídos de cualquiera, salvo de quienes disfrutan de perpetrarlos o, sencillamente, ignoran a los demás, esto es, les faltan al respeto con su solipsismo.

Reniego radicalmente de la pirotecnia, si no es la que ofrece luces y colores en el cielo sin brutales y politonales explosiones, enemigas repentinas del medio ambiente y las personas y animales vulnerables a los bombazos y los estrépitos. Yo he lanzado petardos, claro. Ahora no entiendo su comercio. Y, de vez en cuando, me pongo canciones a todo volumen en mis auriculares. ¿Le gusta a alguien que su hija ultrasensible, pobre inocente que no comprende nada, o su enfermo abuelo, entren en pánico por los cohetes de unos cuantos?, ¿o sienten esos padres una insondable tristeza por ello, un desamparo del que es cómplice la autoridad competente?

El ruido sólo gusta a los ruidosos... si es que éstos no duermen, estudian, leen o esperan que la manzana de Newton les caiga sobre la frente en un prado. Recuerdo un julio y un agosto. A las cuatro de la mañana sonaba de aperitivo y a lo bestia el Bomba de King África, y así hasta las siete, en un chiringuito junto al chalé que habíamos alquilado para veranear con criaturas comenzaba a gatear a andar. Bien es verdad que nosotros, con amigos, hacíamos fiestuqui de porche hasta después de la media noche. El vecino, a las ocho y en justa venganza, podaba sus tuyas con un instrumento diabólico. Y otro que aspiraba hojas secas también con cruel volumen. Aprendimos. Y en Agaete, Gran Canaria, de niñatos, hacíamos juerga como misa diaria. Hasta que otro vecino, jefe de la banda de música del pueblo, comenzó a venir al amanecer con todos sus compañeros en perfecta formación a deleitar nuestra resaca con pasodobles y habaneras. El verano ya está aquí, llegan calores y ruidos.

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