En el tejado

F.J. Cantador

fcantador@eldiadecordoba.com

Lo bueno de ser de Belalcázar

Afinales del pasado mes de noviembre me subí al tejado de esta columna de opinión para insistir en que lo malo de ser de Belalcázar, si es que hay algo malo, cosa que dudo, en ser zorruno -gentilicio popular con el que se conoce a los oriundos de este municipio de Los Pedroches- es que el belalcazareño se ha acabado acostumbrando de tal forma a convivir con el majestuoso Castillo que hace siglos le dio nombre a dicho municipio y a su excondado, que la vista de la fortaleza le llega en muchos momentos a pasar desapercibida. No obstante, esta afirmación, que nadie me malinterprete, no es una verdad absoluta, y cuando se cumplen casi cuatro meses de aquello y después, tras su restauración por parte de la Junta, de algunas que otras insuficientes -por su número- aperturas al público de esta impresionante y única fortaleza del gótico tardío que cuenta con la Torre del Homenaje más alta de la Península Ibérica -con más de 47 metros-, me vuelvo a subir al tejado de esta columna de opinión para defender que una de las cosas buenas de ser de Belalcázar es sentir que ese Castillo es parte de tu vida.

Es tan indisoluble al municipio de Los Pedroches ese bello alcázar en el que cuenta la leyenda que Miguel de Cervantes le leyó la primera parte de El Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha a ese duque de Béjar, conde de Belalcázar y marqués de Gibraleón a quien le dedicó la obra por su papel de mecenas -como queda constancia en la primera página del inmortal libro- que el belalcazareño -lejos de quien ostente la propiedad del mismo- lo considera como suyo. Se trata de otro tipo de propiedad difícil de entender si no eres zorruno y has convivido décadas con esa bella estampa como lienzo pintado en el horizonte, una propiedad que nada tiene que ver con escrituras y que tiene mucho que ver con el corazón. Por eso, fueron muchos los vecinos de esta localidad los que no entendieron por qué la primera vez que la Junta -su dueña- lo abrió a las visitas no fue en exclusiva para el pueblo. Han sido demasiados años de abandono los que ha sufrido esta fortaleza que ha servido de escenario de juegos al más puro estilo medieval de niños de muchas generaciones, demasiados años de abandono en los que los belalcazareños soñaban de forma utópica con un renacimiento de ese emblemático monumento y una vez que ha llegado...pues, visto lo visto, esa resurrección se ha convertido en toda una incógnita por luchas políticas, que lo suelen ensuciar todo. La delegada de Cultura de la Junta es del PP y el alcalde de Belalcázar, del PSOE, y uno no sabe ya si la gestión de las visitas se la van a dar a los muy amiguetes o a los menos amiguetes, o si se va a firmar un convenio entre las dos administraciones que posibilite la gestión municipal. Si se llega al punto del uno por otro, el castillo sin barrer, quien pierde es Belalcázar.

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