Verbigracia

Antonio Montero Alcaide

Broncearse es reaccionario

20 de agosto 2025 - 03:07

Puesto que el uso de términos señaladores se extiende con su generalización, tildar de facha o de reaccionario se hace procedente ante cualquier cuestión nimia que pueda utilizarse para reprobar conductas de todo tipo. Así, broncearse resulta incluso un comportamiento reaccionario, pues lo progre y lo woke es utilizar protectores solares que, además, previenen el cáncer de piel. Razón por la que los fumadores deberían ir pensando en que engrosarán el bando de los fachas reaccionarios. Hubo un tiempo en que el bronceado, por no estar las vacaciones al alcance de las clases populares, sino de los potentados, se convirtió, precisamente, en una “cuestión de clase”. Esto, con varios sentidos, pues uno era el completo bronceado de los pudientes y otro el moreno de albañil que lucían, por su penosa faena en verano, los trabajadores de la construcción. Antes del elitismo del bronceado, la señorial palidez era propia de la aristocracia que se resguardaba en palacios y mansiones hasta que, implantadas las vacaciones como derecho laboral y estipulación de los convenios, estar moreno era consecuencia de poder disfrutarlas. Además, la piel bronceada se fue asociando a la buena salud, al disfrute del ocio e incluso al estatus social. Sin embargo, el antedicho carácter reaccionario tiene que ver con la posición de quienes piensan que los fotoprotectores son aún más malignos que la acción directa del sol. Y, de resultas, defienden los beneficios de un “callo solar” frente a las negativas consecuencias expuestas en las campañas de salud pública. Como consecuencia de una inducida práctica de señalamiento –tan simplista como dicotómica–, del bronceado se ha hecho una cuestión política –vaya despropósito– y, por eso, algunos se broncean como afirmación ideológica o para desafiar, con una manifestación estética, los criterios científicos o las recomendaciones de salud pública. Casi a modo de negacionismo –otro más– de la protección solar, con el trasfondo de un sistema, una macroestructura, un superpoder, casi un leviatán incontrolado, que hace prevalecer, de manera oculta, pero efectiva, sus omnímodos intereses. En fin, cómo imaginar, mientras uno se aplica la crema solar o lo hace con gusto si se lo reclaman, que es un progresista woke, opuesto a los reaccionarios del callo solar. Ni cen-tristas serán los que solo gusten de tomar el sol un rato.

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