La vida vista

Félix Ruiz / Cardador /

Viaje al 83

VIAJAMOS hoy al 23 de abril de 1983, fecha legendaria. Con una lupita figurada nos acercamos primero a Galicia, y allí nos encontramos a un juvenil Mariano Rajoy Brey, que a sus 28 años es parlamentario gallego, hombre ya de corbata siesa y gracejo dudoso, más dado al madrugón en domingo que a corear el Amante bandido de Bosé, que lo ensaya esos días mientras se retoca el rímel. Le decimos adiós a Mariano, adeus,a máis ver, y movemos luego la lupa hasta Barcelona, donde encontramos a un Albert Rivera con tres años, ya guapito entonces, qué monada el nen, y que comienza a pronunciar papá y mamá, claro, y también naranja y tal vez Naranjito. Más abajo, hasta el barrio madrileño de Tetuán, nos movemos luego y allí hay un tal Pedro Sánchez, 11 añitos cumplidos, galán en ciernes, que ensaya el movimiento de la tortuga de breakdance y que sueña en la cancha de basket con parecerse tal vez a Fernando Martín sin saber que se acabará pareciendo a un tal ZP. Y no muy lejos del niño Sánchez, también en Madrid, nos encontramos a Pablito Iglesias Turrión, chiquilín de cuatro años, qué carita más dulce a esa edad, carita de Errejón, mientras aprende a conjugar por instinto el verbo poder y ya lidera revoluciones en la escuela cagona. Muy lejos de ellos, en Munich, se encuentra por el contrario una mujer, la única de este relato. Su nombre es Remedios y su apellido Amaya. Gitana de rompe y rasga, de Triana, a la que esa noche le corresponde representar a España en Eurovisión. Descalza sale ella al escenario, morena y lorquiana, con un vestido diagonal que marea de solo verla y sin haberle lamido siquiera el gollete al brandy 103. Canta lo mejor que sabe, y la ovaciona un auditorio lleno de guiris, pero luego llegan los votos y se hace la leyenda, se obra el descalabro. Largo escrutinio al ritmo cansino de Spain zero points hasta que se confirma lo hoy sabido: que Remedios se vuelve a casa de vacío, pobre mía. España se acuesta con el cabreo y sin comprender nada. Y habrán de pasar más de 30 años para que en 2016 podamos al fin entender que la copla que allí se cantó no era de aquel tiempo sino de éste: "Aquién maneja mi barca, quién. Aquién maneja mi barca quién que a la deriva me lleva". Perfecta banda sonora, pero perfecta, que define el hoy. Quién no lo iba a decir pero así es: aquella mujer cantaba hacia el futuro. Remedios la visionaria. Mientras tanto: Marianete, Albert, Pedrito y Pablo ahí que siguen, a lo suyo. Y sí, hoy igual que entonces, también los puñeteros zero point. Así que lo dicho: aquién maneja mi España, quién, que a la deriva nos lleva, que a la deriva nos lleva.

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