Semana de cuatro días

Va a requerir el compromiso de los trabajadores para asegurar el funcionamiento y los objetivos de la empresa

Poco a poco se va abriendo el debate sobre la conveniencia de caminar hacia una semana laboral de cuatro días, al tiempo que se ponen en marcha iniciativas y experiencias para valorar su impacto a todos los niveles.

Puede parecer una utopía pero hay muchas posibilidades de que a medio plazo trabajar cuatro días y descansar tres, sea lo habitual. Ello, junto a la digitalización, la incorporación de la inteligencia artificial en las organizaciones y el teletrabajo, abre un horizonte diferente en nuestro modo de vida. Pero es interesante que se vayan dando los pasos con la mayor seguridad y cautela posible; es por eso que las iniciativas gubernamentales orientadas a pilotar experiencias y valorar sus ventajas e inconvenientes, son iniciativas de enorme importancia que merece la pena seguir y monitorizar. Conviene tener en cuenta en qué medida la posibilidad de trabajar cuatro días se pudiera hacer no solo manteniendo la productividad y la competitividad de nuestras empresas y organizaciones sino, también, buscando áreas de mejora de la eficiencia que permitan incluso ser más competitivos.

Soy partidario de explorar este camino con mucho rigor y transparencia pero, también, con la participación de sindicatos y empresarios junto a expertos para asegurar que demos pasos seguros y que nos permitan aprovechar oportunidades de bienestar. A su vez, se pueden generar oportunidades a nuevos yacimientos para la economía y el empleo. Muchas organizaciones (por ejemplo hospitales) necesitarán más personal u nuevas profesiones. El sector ligado al ocio, también, puede tener un impulso.

Es por eso que hay que saludar la iniciativa del Gobierno para pilotar un programa que incentiva la semana de cuatro días en pequeñas y medianas empresas durante dos años y manteniendo los salarios. El programa va a requerir también el compromiso de los trabajadores para asegurar el funcionamiento y el cumplimiento de los objetivos de la empresa y así poder pensar en extender la iniciativa allí donde se den las condiciones.

Esta experiencia junto a otras como la del Reino Unido o la de Valencia arrojará luz para avanzar en la viabilidad de esta "pequeña-gran utopía" y hacerlo asegurando más bienestar y más competitividad de nuestra economía. El futuro está por escribir y cabe pensar que una semana laboral de cuatro días, además de deseable, es posible. ¿Por qué no?

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