Nos pasamos la vida recordando. Buscamos información continuamente en nuestras carpetas temáticas o temporales. A veces se trata de un dato reciente, otras veces de algo antiguo, lejano, dulce o amargo. A veces no buscamos, sencillamente un recuerdo nos asalta. La evocación provocada por una melodía, un sabor, un aroma. En lo esencial somos memoria y genética. Quizá seamos estrictamente eso. Encaramos el presente y el futuro a nuestra manera, es decir, condicionados por lo que nos define. Lo que queda por venir justo cuando haya ocurrido también será memoria.

Miro a mi hijo intentando mover el sofá que multiplica su peso por diez para rescatar un juguete que nadie sabe cómo ha caído del otro lado. Escucho el piano de Ernesto Lecuona. Es la mañana de un sábado nublado que sé que no volverá y al tomar conciencia, en el mismo momento en el que sucede comienzo a sentir nostalgia. Apuremos cada día y saboreemos cada momento. Sólo volverá como recuerdo y puede que quede almacenado en grandes estanterías como en la película de Pixar y un juguete de la infancia los vaya paseando en un carrito. Sólo quedarán las bolas doradas y alguna que otra azul. Recuerdos esenciales.

Hace unas semanas, leí al profesor Fabricio Ballarini. Decía que las sorpresas nos ayudan a consolidar los recuerdos. Un hecho anormal, que fácilmente recordaremos, contribuirá a fijar los recuerdos de lo vivido o aprendido una hora antes y una hora después. Cosas de ayudar a unas proteínas a llegar a su lugar. Fascinante. Aunque la tecnología se empeñe en hacernos holgazanes.

¿Saben? Recordamos cosas que nunca sucedieron y cuando exponemos un recuerdo éste se va modificando. De una fotografía es probable que ya no recordemos realmente el momento, sino lo que nos han ido contando cada vez que hemos abierto el álbum. Puede que merezca la pena analizar esto para explicar determinados comportamientos electorales.

Una frase me impactó. Cuando alguien marcha se lleva parte de nuestros recuerdos. Recuerdos cedidos que nuestra memoria en su eficiencia para no saturar el disco duro ha compartido con otra memoria. Puede que esto en un sentido más simbólico hoy le esté sucediendo a un país. A los que están y a los que se fueron. Porque todo esto me viene a la cabeza en la mañana que ha fallecido Fidel Castro. Recordé los casetes de mi padre con aquellos discursos interminables. Si el profesor Ballarini tiene razón, también recordaré haber escrito esta columna. Ella tuvo concierto fuera y llegó de madrugada. Aún no se ha despertado. Hasta la victoria siempre.

https://www.youtube.com/watch?v=enblfWLM4n0

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