Aquién le importa que hagan huelga los mendigos? ¡Los algoritmos no van a la huelga! Espero que hayan descansado, disfrutado esta semana complicada. Semana de duras pérdidas, de luna llena, "madrugás" interrumpidas y bombardeos inesperados en tierras que siempre nos parecen lejanas. Una lectura me ha inquietado. Cayó en mis manos el libro de un científico israelí hablando de tecnología y soberanía con la mirada de un historiador, es decir, hablaba de evolución, y créanme, no detecté ni un ápice de optimismo.

Las teorías de Yuval Noah Harari predicen un siglo XXI en el que el capitalismo llevará la desigualdad a su máxima expresión. Establece un marco donde alguien como yo inevitablemente piensa en que el reto para la izquierda es inmenso, siempre lo fue, pero en un mundo marcado por los avances tecnológicos y por una cesión cada vez mayor de soberanía a los algoritmos, resultará aún más difícil garantizar unos mínimos decentes de justicia social. De alguna forma, Yuval recuerda a aquellos que en su día predecían los efectos que producirían las revoluciones industriales y tecnológicas en el empleo de siglos pasados. Se suma en este caso una debilidad; el factor humano resultará prácticamente innecesario.

En el siglo XX las mejoras en la vida del humano medio se produjeron porque los gobiernos, en todo el mundo, establecieron sistemas masivos de educación, salud y del estado del bienestar. Desde su punto de vista no se debió a una convicción ética sino a que la clase trabajadora era un elemento imprescindible para la economía. Pero ahora es irrelevante. En el siglo XXI las élites perderán sus incentivos para invertir en la mayoría porque la mayor parte de la gente será innecesaria. Los gobiernos invertirán cada vez menos en nosotros. Y esto ya está sucediendo ahora en el todo el mundo.

Desde su punto de vista, conceptos como "un hombre un voto", en un mundo con castas biológicas, ciborgs e inteligencia artificial pueden quedar completamente obsoletos. Los superricos podrán conseguir para sí mismos o para sus hijos capacidades que les harán superiores a la población media, que no podrá competir, y la brecha se hará cada vez mayor. Hoy aún no, y por eso el hijo de un pobre aún tiene alguna oportunidad. Cuando haya estas diferencias biológicas no tendrá ninguna.

Otro día hablaré del "Dataísmo" y de cómo un algoritmo externo puede apropiarse de nuestra soberanía. No hace falta que sea perfecto. Solo que se equivomenos que nosotros. Y eso no es difícil. Estuve a un paso de elegir la píldora azul, pero decidí combatir la ansiedad con un poco de mar y poesía.

https://www.youtube.com/watch?v=Ko5sbLBUtpU

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