Mensaje en la botella

Pagar por las autovías, un engaño

El Gobierno se la juega con esta propuesta, ya que habrá unas elecciones más pronto que tarde

Hasta ahora, la construcción y mantenimiento de la mayoría de infraestructuras públicas correspondía a las administraciones. Entre ellas están las carreteras, que forman parte de la red viaria del Estado, las comunidades autónomas o las diputaciones, entre otras. Pues bien, ahora dice Bruselas que hay que imponer un peaje por el uso de las autovías, un dinero que servirá para su conservación. Es más, de la aplicación de esta directriz dependerá que los estados reciban fondos de la Unión Europea.

Por este motivo, y aunque es algo que se viene estudiando desde hace años, el Gobierno ha reiterado -ya lo hizo cuando José Luis Ábalos era ministro- que los usuarios de estas vías tendrán que pasar por caja, es decir, pagar por circular. Es de suponer que el canon se abonará por el sistema de una pegatina que se colocará en una parte visible del vehículo. Pero eso es lo de menos, aunque importante.

La cuestión es que para el año 2024, los conductores tendremos que rascarnos el bolsillo para conducir por una carretera de doble carril, al menos las que son propiedad del Estado, que en el caso de la provincia de Córdoba son 177 kilómetros, concretamente la Autovía de Andalucía (A-4) y la A-45 (Autovía de Málaga). Alguien tendrá que explicar cómo se resuelve el caso de aquellas personas que no tengan otra alternativa que una autovía para desplazarse de un lugar a otro, o qué pasa con los conductores profesionales y quienes se encargan de tareas tan necesarias -lo hemos visto durante la pandemia- como el transporte de productos básicos de primera necesidad.

Lo que está claro es que el Gobierno se la juega con esta propuesta, ya que habrá unas elecciones más pronto que tarde y un asunto de este calado a buen seguro que no pasa desapercibido para los partidos políticos, que tendrán que ver cómo lo afrontan si se confirma la advertencia de la UE de que el peaje es imprescindible si se quiere optar a esos cuantiosos fondos de recuperación.

En cualquier caso, el pago por utilizar las carreteras es un contrasentido. Ya abonamos nuestros impuestos para ello, con lo que no se entiende que nos cobren dos veces por el mismo concepto, una en nuestra calidad de contribuyentes y otra más por ser usuarios de un determinado tramo vía. Cierto es que ya vivimos -salvando las distancias- una situación similar con el llamado copago sanitario, que generó una gran polémica y rechazo social.

La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, dice que el objetivo de esta medida, que ya han implantado 24 de los 27 países de la UE, es obtener recursos adicionales para la conservación de las carreteras, ya que ahora acumula un déficit de 9.000 millones de euros por la gratuidad de las autovías. Pues me parece muy bien, pero el repago tiene más pinta de engaño que de otra cosa, lo diga la ministra, Agamenón o su porquero.

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