Marzo

Ha entrado marzo en nuestras vidas, en nuestras casas, y ha modificado sin que nos demos cuenta nuestra forma de observar las cosas. Nos trae este mes también una nueva estación más colorida, más fúlgida y luminosa por el alargamiento de los días. Pronto, las plantas adornarán sus talles con la paleta de pendones irisados que caracteriza a cada una de ellas, ofreciéndonos los colores propios de una época más amigable.

Pero, también trae este marzo una invitación a reflexionar, que se alargará hasta mayo, y que vendrá de la mano de un bombardeo mediático de padre y señor mío, en cuanto a lo que se refiere a la activación de las campañas publicitarias de los partidos políticos que se batirán en el proscenio, esperemos que, en buena lid, de cara a la conformación de programas, recetas, pócimas varias y soluciones a todos nuestros problemas. No solo los presentes sino también los venideros, porque así al parecer han de ser las cosas en democracia y no seré yo quien haya de ponerlo en duda, porque, digan lo que digan quienes afirmen lo contrario, es la mejor forma de gobernarnos.

Y aparte de en todos los ayuntamientos, cuyos dictados conformarán las diputaciones provinciales, habrá elecciones también el 28 de mayo, en las comunidades autónomas de Aragón, Asturias, Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Valencia, Extremadura, Islas Baleares, Madrid, Navarra y La Rioja, así como en las ciudades autónomas de Ceuta y de Melilla. Y esto supone un guirigay de mucho cuidado si lo piensa.

Las estructuras orgánicas de los partidos políticos, llevan meses preparando candidaturas y argumentarios para cada territorio de los citados, cada cual con su salsa adecuada según su mejor saber y entender, que los diferencie de los otros, con el objetivo de epatar al mayor número posible de ciudadanos, además de engrasar lo máximo posible el músculo que ha de exhibirse ante tamaña circunstancia, que los pondrá a todos ellos, bien en la cúspide de la gobernanza o en la fría oposición en su caso.

Y así ha de ser, itero; pero, nos quedan días de escuchar fárragos de todo jaez; no habrá lisonja alguna hacia el contrario, aunque se lo mereciere; se soltarán cuantos cotilleos y mamandurrias fueren menester, algunos ciertos y otros no tanto; y la percepción de las cosas para el ciudadano, se volverá menos lúcida y más neblinosa de aquí al 29 de mayo, cuando el conteo del escrutinio haya finalizado. En fin, que les sea leve el tránsito.