La Rayuela

Joaquín Dobladez

Joaquinito vs Trump

04 de junio 2017 - 02:39

Trump está acabado, y sus herederos también. Ayer por la noche conducía hacia casa con la radio puesta. Joaquinito tenía una oreja puesta en las noticias. -¡Otra vez Donald Trump! - Sí, ahora se ha salido de un acuerdo que había a nivel mundial para contaminar menos el planeta. La gente está muy enfadada, le expliqué. - Yo no estoy enfadado. Estoy triste. Quiere romper el planeta para ganar más dinero. ¿Y para qué quiere el dinero si no hay planeta?-. Parece lógico, sencillo, joder, que alguien se lo explique. La simplificación de asuntos presuntamente complejos cuando apenas tienes siete años resulta fascinante. Pero Joaquinito continuó. - Papá, la única opción (literal) es curar el planeta y devolver el dinero a la gente. Así todo iría mejor. Mis endorfinas izquierdistas se activaron y un orgullo paterno recorrió mi espina dorsal. Llegamos a casa, aparqué, pero aquello ya no se podía parar. -¿Sabes una cosa?- continuó- luego hará una guerra. Tendríamos que votar todos para que Donald Trump no abuse, como "se buscan valientes" y se puso a cantar el tema del Langui. "Se buscan valientes/que expresen lo que sienten/ se buscan valientes que apoyen y defiendan al débil. Tú eres importante/tú sabes lo que pasa/ no mires a otro lado/ no le tengas miedo al malo". Sus ojitos se enrojecieron. -Yo voy a luchar contra él. Concluyó. Yeah. Miré hacia el cielo. Otra generación. Ecologismo, pacifismo, justicia social, democracia, limitación de poderes, compromiso, todo tan puro, en estado embrionario… Nos sentamos a cenar y su cabeza seguía dando vueltas. - Yo nunca he visto la casa de Donald Trump, pero mira (señala la mesa) si ésta es la casa de Donald Trump y contamina el agua del resto del mundo, el agua llegará contaminada a su casa. Tras un breve silencio lo remató con un reproche que resulta letal en su cultura cubano-mediterránea. "Ese hombre quiere más al dinero que a su familia". Los pensamientos fluían entre bocado y bocado. Por un momento pensé, pero no hubo exceso de azúcar durante la tarde. Simplemente esa hermosa cabecita está creciendo. Estaba explorando y llegando a conclusiones. Mientras lo miraba sonriente, enamorado, caí en que ya era muy tarde. Preparé un colacao poco cargado y un beso. Andando por el pasillo, de camino a la cama, se dio la vuelta y me lanzó una pregunta. -Papá, ¿Y por qué la gente lo vota? En un segundo todo volvió a hacerse complejo. Para pensarlo ¿verdad? Y no solo a Donald Trump. Una pena que aun no tenga edad para ver juntos House of Cards.

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