Monticello
Víctor J. Vázquez
No hablemos de reformar la Constitución
Crónica personal
Fue en el Foro de la Toja. Compartieron diálogo Felpe González y Mariano Rajoy, que provocaron toda clase de comentarios porque ya no es habitual escuchar a políticos con su capacidad de análisis. La españolidad de los dos ex presidentes, su patriotismo, su conocimiento de los asuntos más diversos e incluso su sentido del humor al exponer sus puntos de vista ya no se ven en los protagonistas actuales de la política. Hablaron de Cataluña, Europa, Afganistan, Latinoamérica, la crisis energética, el futuro laboral, la economía…
No utilizaron un solo papel, ni siquiera tomaron notas. Felipe dijo que estaba en la Toja como representante del régimen del 78 "a mucha honra", y reivindicó "la libertad de decir lo que pienso", lo que no es fácil ahora en una España "con exceso de Torquemadas que han decidido lo que tenemos que opinar". Rajoy echó de menos un mínimo de entendimiento, y recordó que como presidente, a pesar de su mayoría absoluta llegó a acuerdos con la oposición para renovar las instituciones, abordar la sucesión en la Corona o aplicar el artículo 155 en Cataluña. Ninguno rechazó la reforma de la Constitución, pero Felipe González puso el ejemplo de lo que se hace en EEUU: no se reforma la Constitución, sino que cada generación la adapta a sus cambios sociales. "Cambiar por cambiar, -dijo Rajoy-, es otra de las tonterías que se dicen por ahí".
Estuvieron de acuerdo en que en Cataluña, como advirtió Felipe, "no se puede dialogar con una mitad, hay que dialogar también con la otra" y fueron firmes en que hay que negociar dentro del marco de la Constitución, y tanto la independencia como la autodeterminación están fuera de ese marco.
Dejaron frases irrepetibles, hicieron ingeniosos juegos de palabras, y aunque Rajoy esbozó un futuro preocupante pero sin renunciar a la esperanza, se describió como "prudente más que optimista". Defendió que "lo que funciona no hay que cambiarlo", lo que dio pie a Felipe para acusarle de confucionista -de Confucio-: "Lo que va bien hay que dejarlo, y lo que va mal, cambiarlo".
La narración de Felipe de lo ocurrido en Afganistán y por qué, o que hizo Rajoy del papel que jugó Artur Mas en el independentismo catalán, puso de manifiesto que conocen a fondo los problemas que hoy afectan a todos. Hablaron sin complejos : "La moderación es la virtud de los fuertes", dijo el socialista; "el problema de crear muchos nuevos organismos, es que sus responsables se sienten obligados a hacer cosas", dijo el popular. Son ex, pero dan muchas vueltas a los líderes actuales.
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