Farsa del bloque progresista

Ya sólo falta que la Factoría de Ficción de la Moncloa ruede un docudrama en el Congreso con sesiones de canibalismo

Es todo tan bochornoso, tan ridículo, tan denigrante –y tan siniestro– que uno ya no sabe si reír o llorar. Ayer mismo, los siete diputados de Junts votaron en contra del proyecto de ley de amnistía que había sido exigido por esos mismos siete diputados para apoyar al gobierno del invicto caudillo Sánchez. Es portentoso. La Factoría de Ficción de la Moncloa –Producciones Progresistas SL– nos había acostumbrado a toda clase de taquillazos que ponían a prueba nuestra resistencia cardíaca y nuestro equilibrio mental, pero lo de ayer superó todo lo que habíamos visto hasta ahora (y eso que todavía vendrán estrenos mucho más formidables). A este paso, ya sólo falta que la Factoría de Ficción de la Moncloa ruede un docudrama en el Congreso, al estilo de ¡Viven! o de La sociedad de la nieve, con sesiones de canibalismo incorporado (en la persona de algunos jueces, por ejemplo). Porque lo de ayer fue insuperable. El caudillo Sánchez le había hecho una ley exprés –al modo de la teta a demanda– a un grupito de chalados de extrema derecha, y ahora resulta que esos mismos chalados de extrema derecha la tumban porque no les parece suficientemente generosa. Hace años escribí que España –o lo que sea– se va pareciendo cada vez más a Turkmenistán, pero no creo que en Turkmenistán puedan ocurrir los disparates políticos que ocurren en nuestro país.

¿Y qué escribirán ahora nuestros contorsionistas políticos al servicio del caudillo Sánchez? ¿Qué escribirá Enric Juliana, por ejemplo? ¿Qué escribirá Xavier Vidal-Folch?

La Restauración fue una época que en muchos aspectos se parecía a esta, pero al menos tuvo los esperpentos de Valle-Inclán, que aunque no pudieron estrenarse por imposiciones de la policía, al menos nos dejaron una imagen perdurable de aquellos años de “políticos camastrones”. Pero ahora no hay un Valle-Inclán que retrate la descomposición moral del sanchismo. Ni siquiera este pequeño consuelo tenemos. Y mira que hay material, ¿eh? Ayer me preguntaba qué estarían pensando los abnegados votantes progresistas que han depositado su confianza en la Factoría de Ficción de La Moncloa. Porque el día de ayer tuvo que ser especialmente amargo para ellos, una larga sesión de llanto y crujir de dientes. Paciencia, amigos. Algún día llegarán los buenos tiempos.

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