Desunión de la izquierda

La unidad de la izquierda es un mito, no existe. La izquierda sólo se une contra algo o contra alguien

La gente dice que el Gobierno se ha desunido, y que están como el perro y el gato antes de la ley de bienestar animal. Pero la unidad de la izquierda es un mito, no existe. La izquierda sólo se une contra algo o contra alguien. Y para colocar a sus militantes; aunque eso también lo hacen en la derecha. ¿Podemos? Sí. Pues palante. Y si no podemos, pues nos separamos. En España, la izquierda estaba desunida de toda la vida. Algunos historiadores opinan que Franco no hubiera ganado la Guerra Civil sin las luchas internas de la izquierda. Antaño era peor, mucho peor. En la Guerra Civil hubo comunistas que incluso se fusilaron entre ellos. Todavía no se sabe dónde está Andreu Nin. Resultaron muy duras las luchas entre los estalinistas y los trotskistas. En la memoria democrática, esa asignatura no se estudia.

La izquierda intentó corregir sus errores. Al llegar la vigente democracia, el PCE de Santiago Carrillo (y de Ramón Tamames) aceptó la monarquía constitucional y asumió la bandera roja y gualda (sin el águila) como el símbolo de la reconciliación entre los españoles. El PCE había sobrevivido a las purgas de los años 40 y 50 en el exilio (los comunistas siempre han purgado mucho); y en los 60 y 70 se fue democratizando y lideró la oposición a Franco. Con la Ley de Amnistía volvieron los del exilio.

En los años de la Transición, se dividieron en eurocomunistas, comunistas soviéticos, maoístas, trotskistas, anarquistas y algunos más. Además del PCE, estaban el MCE, la LCR, la ORT, Bandera Roja, los supervivientes del FRAP, nada que decir del Grapo, y algunos que iban de intelectuales a título particular. Todo se fue a pique.

Había aparecido un tal Felipe, que se erigió en amo del cotarro. En los 80, el PSOE convirtió en anécdota a la izquierda situada a su izquierda. Cuando cayó el Muro de Berlín, el PCE se disfrazó de Izquierda Unida. Pero, en este país, durante tres décadas, se consideró que la izquierda era el PSOE. Tiempo de sosiego. Hasta que irrumpió Pablo Iglesias (otro Pablo Iglesias, no el socialista), al frente de un grupo que se hacía llamar Los indignados y que se transformó en Podemos, mientras la derecha decía que estaban financiados por Venezuela y por Irán. Venían de la periferia del sistema para acabar con el sistema, hasta que se compraron chalés y recibieron carteras de ministros y ministras del sistema.

En esas estamos. Con las peleas del perro y el gato. Yolanda e Irene fingen que suman y siguen, pero con vidas separadas.

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