Datos y dudas

No creía que los buenos datos sobre empleo de este año iban a enfadar tanto a la oposición

No creía que los buenos datos sobre empleo de este año iban a enfadar tanto a la oposición. O al menos pensaba que sabrían disimularlo. Pero ha sido así. Solo faltaba ver el rictus airado y ácido de la portavoz del PP, Cuca Gamarra, para deducir que el aumento de la población activa y la disminución del desempleo ha sido recibida más como una contrariedad que como un beneficio. Por eso, ante la contundencia de los datos, la dirección popular ha recurrido al último recurso argumental: negar la realidad. Ahora resulta que la mecánica de trasladar los datos de la evolución del empleo que se aplica desde el año 1985 y que es admitida por la UE encierra en manos del trilero de Pedro Sánchez, un cúmulo de trampas y falsedades que la convierten en un engaño. Al parecer, los analistas que asesoran a Núñez Feijóo han descubierto la existencia de los llamados fijos discontinuos, modalidad contractual, casi tan antigua como el derecho laboral, y quieren achacar a ellos en exclusiva las buenas cifras que el Ejecutivo ha presentado este año. Es cierto que muchos trabajadores que hasta ahora tenían un contrato eventual, en precario, han pasado a tener uno indefinido, con reconocimiento de derechos, antigüedad, vacaciones, etc. Pero esto, lejos de considerarlo un avance y una mejora laboral importante, para el PP y el coro que habitualmente le acompaña solo es una aviesa triquiñuela del actual gobierno para falsear la realidad y tratar de engañar a la sociedad. Su insensibilidad social o su aturdimiento político le impiden aceptar la bondad de estas medidas y la mejora social que esta situación encierra.

Pero lo verdaderamente ridículo es que todo este cúmulo de dudas y falsedades estadísticas desaparecen cuando los dirigentes regionales proclaman la mejora del empleo en sus respectivas comunidades autónomas. Son los mismos datos, obtenidos con la misma mecánica y expuestos con el mismo método, pero ahora se convierten en fidedignos indicadores de éxito económico de los gobiernos regionales. No es la primera vez que se produce esta contradicción tan evidente y en otras ocasiones hemos visto como algunos dirigentes dl partido de la oposición tratan de protagonizar los datos de empleo, mientras que otros, de la misma militancia política, responsabilizan al Gobierno central de los malos resultados de su comunidad. Con estas incoherencias, por más que traten de solemnizarlas, no es fácil tomarlos en serio. Deberían ponerse de acuerdo.

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