E l proceso de elecciones primarias en el seno del PSOE andaluz ya está en marcha. En unos días se verá si se culmina con una votación directa por parte de los afiliados socialistas o, por el contrario, todo queda en una declaración de intenciones en caso de que sólo un candidato logre los avales necesarios (casi 7.000) para que se produzca una elección real. Vaya por delante que, por lo que se ha visto hasta ahora, parece que ni los propios promotores de este sistema para designar quién debe ser su candidata o candidato a presidir a la Junta de Andalucía creen excesivamente en el mismo o, cuando menos, tienen un concepto muy sui generis de lo que son unas primarias.
Uno entiende que esta metodología se sustenta en que quienes dirigen un determinado partido, en este caso el PSOE, ponen al servicio de quienes quieren aspirar al puesto toda la maquinaria para que ello sea posible, incluso colaborando en la captación de avales para todas las opciones, siempre con el objetivo puesto en que lo verdaderamente valioso es que el militante pueda acudir a las urnas y elegir libremente y en secreto cuál es su preferencia. En este caso, la sensación que están transmitiendo las direcciones regional y provincial del PSOE es que de eso nada. Que el dedo de Griñán ya ha señalado a una persona, en este caso Susana Díaz, y que todos los esfuerzos deben centrarse en que sea la única opción posible y elegible el día el 29 de julio. Pero bueno, la democracia de verdad tiene estas cosas, que incluso cada uno tiene la libertad de interpretar el sentido de esa palabra como le plazca, aunque en el fondo no tenga nada que ver con significado real del término.
Pero más allá de artimañas. Estas primarias podrían tener una marcada repercusión para Córdoba, ya que directamente o por efecto rebote, lo que pase en Andalucía en los próximos meses va a tener una resonancia clara en la provincia. Sin dejar el PSOE, el consejero Luis Planas, aspirante a batirse en las urnas con Díaz, es una de las caras cordobesas de este proceso. El que fuera secretario general de los socialistas cordobeses entre otras muchas tareas (ha estado muchos años en Bruselas y fue embajador en Rabat) reivindicó su apego a Córdoba en la presentación de su candidatura el pasado viernes en una modesta agrupación de Ciudad Jardín y es sin duda el único capaz (o eso parece) de hacerle algo de sombra a la todopoderosa consejera de Presidencia. Sus opciones, con las trabas que le está imponiendo su propio partido, están muy limitadas, aunque también hay quien opina que sería una alternativa a tener en cuenta si logra reunir los avales.
Gane o no el cordobés Planas (si le dejan), la elección de un candidato por parte del PSOE a la presidencia de la Junta está desatando que en el resto de fuerzas políticas se aceleren los movimientos para señalar a su número uno en los próximos comicios autonómicos, que, además, no se sabe cuándo podrían celebrarse. En el PP siguen en la tesitura de que la margarita está por deshojar, pero a nadie escapa ya y todos en el partido dan por hecho que en la terna entre la que se seleccione al candidato está el alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto, que de esta forma escenificaría su salto a la política andaluza. Nieto es una de las nuevas caras de los populares en el panorama autonómico y una buena opción para muchos dirigentes del partido para que el PP pueda mantener los buenos resultados que ya obtuvo en las últimas autonómicas, cuando ganó.
En Izquierda Unida, aunque preocupados por mantenerse y mantener el gobierno andaluz y a la espera de ver qué decisión toma Griñán respecto a los comicios, también empiezan a notarse algunos movimientos. El nuevo coordinador andaluz, Antonio Maíllo, lucentino de nacimiento, deberá desplegar toda la maquinaria para que la coalición presente una cara al electorado que le permita seguir avanzando en número de votos y parlamentarios. Cuando se habla de estos temas en IU, inevitablemente surge el nombre de otra cordobesa, Elena Cortés, consejera de Fomento y Vivienda y uno de los rostros más conocidos en la formación de izquierdas en estos momentos, por mucho que en la última asamblea provincial de IU la lista a la que apoyaba la consejera resultara claramente derrotada.
Llegarán algún día las elecciones. No se sabe si estarán algunos de esos cordobeses (Planas, Nieto, Maíllo y Cortés). Tal vez todos, o ninguno, o sólo alguno. Mientras todo eso dilucida, al menos se recupera la sensación de que Córdoba empieza a pintar algo más en el panorama político andaluz y en el seno de todos los partidos políticos con más opciones en una convocatoria electoral. Ya era hora, porque al fin y al cabo, menos es nada.
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