La vuelta olímpica

Francisco / Merino / Pmerino / @Eldiadecordoba.com

Benditos errores

20 de junio 2008 - 01:00

DE Michael Jordan, el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos, alguien llegó a decir, en pleno éxtasis ante la contemplación de la excelencia en el desempeño de su trabajo, que hasta sus errores eran perfectos. Los de Campanero, el presidente más emblemático del cordobesismo, son benditos. Y lo son porque él lo dice -y, por sus años y experiencia, hay que creerle- y porque, principalmente, son subsanables. Ésa es su virtud o su suerte. Otros meten la pata y las consecuencias son catastróficas. Con él al frente, los cataclismos no se consuman. Si el Córdoba salva la categoría, aunque sea como ha sido, se da por bien empleado todo lo anterior. Se sospechaba un análisis así.

La épica sepulta la crítica. El calor del verano, el hartazgo generalizado y la tensión liberada conducen al olvido rápido. En las próximas horas, las ilusiones se renovarán con algún fichaje. Esto será asunto exclusivo de Emilio Vega, reforzado e intocable, que fue retratado ayer por Campanero como un hombre fundamental en el futuro del club. El presidente dijo que va con él "a muerte", con una vehemencia que no se recuerda por estos pagos. La suerte del leonés será la de todos. O la de casi todos.

Porque la fortuna del director deportivo del Córdoba para conseguir el respaldo absoluto a su discutible gestión en la última temporada ha sido la desgracia de Rafael Rojas, director general defenestrado por razones que Campanero no quiso o no supo decir ayer tras sembrar de cumplidos el camino por el que le señalan al cordobés la puerta de salida. Rojas ha sido polivalente, imaginativo y asequible, las mismas características de los futbolistas que le pide José a Emilio. Pero, claro, Rojas no juega. Aunque si se empeña, lo haría. Quizá ése sea su pecado.

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