Mensaje en la botella

Juan Ruz

Balances e injusticias

HA hablado el presidente Mariano Rajoy este fin de semana para decir que "no es justo" hacer balances de gobierno ahora, cuando ha pasado poco más de un año de legislatura y que, además, "eso no conduce a nada". Quiero pensar que lo dicho se trata de un lapsus del presidente, porque decir a estas altura que eso de hacer cómputo de lo hecho hasta ahora no es lo apropiado suena un tanto extraño.

Verán ustedes. Tras las elecciones municipales de mayo de 2011 ha habido varios comicios más, entre ellos unas generales en noviembre de ese mismo año y unas autonómicas en Andalucía en marzo de 2012. Pues bien, desde entonces aquí ha hecho balance hasta el apuntador. Los primeros cien días de gobierno, el primer año, el ecuador del mandato y lo que haga falta. Además, se ha apuntado al carro no sólo el gobierno de turno, sino los partidos de la oposición, que en todas las instituciones -ayuntamientos, diputaciones, autonomías y Congreso- han repasado la acción del otro y la suya sin ningún complejo. Por ello, a uno le choca que Rajoy diga lo que dijo, a no ser que con ello quiera evitar que se critiquen las medidas que está tomando desde Moncloa. Tiendo a pensar que a lo mejor el presidente quiso decir que la cuenta de resultados -que es otra cosa muy distinta- habrá que analizarla al final de su mandato, pero lo que es el balance de lo hecho hasta ahora, no sólo es conveniente y justo, sino hasta necesario. ¿Hubiera realizado esta reflexión Rajoy si los datos económicos y del paro fueran otros? Seguramente no.

Análisis sí que merece el último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), cuyo barómetro muestra que la corrupción se ha situado como la segunda preocupación de los ciudadanos, sólo superada por el paro. Además, el sondeo deja claro que la casta política sigue siendo un problema y que sus actuaciones -ya sean en el gobierno o en la oposición- no convencen a la gente. Bien harían los que se dedican a la cosa pública en dedicar algo más esfuerzo a tratar de solucionar la pésima imagen de que ellos mismos se encargan cada día de transmitir a la sociedad. Y que nadie se olvide que un balance también es el movimiento que hace un cuerpo hacia un lado y otro, con la intención por ejemplo de eludir -en sentido figurado- las preguntas de los informadores. Ese balance se ve que tampoco les interesa.

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