Era previsible que la Unesco aceptara que la cultura del tambor pasara a formar parte del listado del Patrimonio Mundial, un acontecimiento que en el caso de Córdoba tiene su máxima expresión en Baena. Por ello, antes de nada, enhorabuena a todo el Guadajoz por este logro. Lo que resulta un tanto extraño es la tibieza con la que las instituciones -empezando por el Ayuntamiento baenense- han acogido esta declaración, tal vez porque quienes están al frente estaban más pendientes de la campaña electoral que de otra cosa. En cualquier caso, un poco más ímpetu en la celebración hubiera sido lo deseable.

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