Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Por no ser

En el PSOE confían en que una candidatura fuerte de Vox movilice voto de izquierdas y en el PP se teme

Emmanuel Macron no ganó el domingo pasado las presidenciales francesas y le sacó 17 puntos a su rival por ser Emmanuel Macron, sino por no ser Marine Le Pen. El voto de rechazo a la candidata de la extrema derecha fue lo que condicionó tanto el nivel de participación como el resultado final de la segunda vuelta. Nada nuevo. Son muchas las ocasiones en las que el voto de rechazo, o el voto del miedo, ha condicionado unas elecciones. Y ejemplos tenemos cerca: en Andalucía en 2018 el retroceso del PSOE estuvo motivado por un voto de castigo a Susana Díaz de una buena parte de su base electoral. Ahora, con las elecciones convocadas ya para el 19 de junio, asistimos a otro fenómeno en el que la personalidad y el perfil de quién vaya a presentar otro importa casi tanto como el que va a presentar las siglas propias.

En el PSOE confían en que si Vox, como parece casi seguro, lanza hoy como candidata a Macarena Olona se va a movilizar un voto de izquierda que de otra forma se quedaría en la abstención. Es el reconocimiento en pasiva del el escaso entusiasmo que, a juzgar por las encuestas, despierta en estas elecciones el partido que gobernó en Andalucía durante casi cuatro décadas. Agitar el fantasma del miedo a que la ultraderecha llegue al Gobierno parece así una táctica casi de supervivencia. Y si esa fantasma se agita con una candidata capaz de llamar la atención y que no deja a nadie indiferente, como es la diputada por Granada, tanto mejor.

Un análisis parecido, aunque en sentido contrario, se hace en el estado mayor del PP. Desde allí se ha hecho llegar a Vox el temor de que la candidatura de Olona tenga efectos contraproducentes para un posible acuerdo, sea de gobierno o de legislatura, entre los dos partidos por el efecto movilizador de voto de izquierda que podría tener. A la formación de Santiago Abascal se le ha indicado que un candidato en Andalucía de perfil bajo, según el modelo que se ha aplicado en Castilla y León, podría garantizar mejor el resultado de ambas formaciones, contando con que las siglas de Vox ya tienen, de por sí, una suficiente fuerza de atracción.

Pero parece que Vox está dispuesto a jugar fuerte en Andalucía, donde hace cuatro años se destapó por primera vez con una fuerza que nadie preveía, y mostrarle a Alberto Núñez Feijóo hasta dónde son capaces de llegar. Será una de las derivadas más interesantes de las trascendentales elecciones convocadas para dentro de poco más de mes y medio.

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