Crónica Personal

Aragonès vs. Puigdemont

Puigdemont enredará con su pulso a Aragonès y no perderá ninguna ocasión para tratar de imponer su criterio

Las tensiones entre ERC y JxCat, entre Aragonès y Puigdemont, han traspasado todos los límites. Aragonés ha dado un golpe de autoridad prohibiendo que participaran en la mesa negociadora los miembros designados por JxCat, los ex presos Jordi Turull y Jordi Sànchez, ya que sólo podrían formar parte de ella miembros de los gobiernos central o catalán. La unidad del independentismo está hecha pedazos.

Sánchez ha tenido un gesto hacia Aragonès al acudir a la reunión. El president de la Generalitat había advertido de que se sentaría en la mesa si no estaba allí el jefe del Gobierno español. Sánchez ha cedido. Lo que importa ahora es saber si con esa decisión da por cumplido con el papel dialogante del que tanto presume o,va a iniciar unas negociaciones sobre asuntos que la mayoría de los españoles, incluidos gran parte de los catalanes, consideran innegociables.

La decisión de Junts de proponer como miembros de la mesa a dos condenados por el procés no sólo pretendía incomodar a Aragonès, sino también a un Sánchez que lleva meses transmitiendo la idea de que su actitud respecto al independentismo está apaciguando el problema. Justo lo contrario de lo que quiere Puigdemont, como se ha demostrado con su empecinamiento en imponer a Aragonès y Sánchez dos dirigentes condenados por el Supremo. Aragonès ha respondido con un golpe de autoridad… pero no se ha escrito la última palabra.

Puigdemont tiene dos frentes que le incomodan, Moncloa y la Presidencia de la Generalitat, y no perderá ninguna ocasión para tratar de imponer su criterio. Aragonès también insiste en esos dos objetivos, pero se lo toma con más realismo, consciente de que de momento pensar en la independencia es una quimera.

Para Sánchez llega el momento de la verdad. Hasta ahora, excepto en con los indultos, se ha movido en la ambigüedad a la espera de que se iniciaran las negociaciones de la mesa. Los independentistas presentarán sus exigencias y los representantes de gobierno, con Sánchez a la cabeza, tendrán que decidir sobre cuáles de ellas están dispuestos a negociar o cuáles hay que apartar. Porque el simple hecho de tomarlas en consideración colocaría al Gobierno al margen de la Constitución. Moncloa pretende centrarse en los asuntos económicos, y probablemente dedicará más tiempo a la ampliación del Prat que a cualquier exigencia sobre autodeterminación, referéndum, independencia o amnistía. Pero … Puigdemont enredará con su pulso a Aragonès.

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