Andalucía díscola

Un territorio extenso, muy poblado, joven y en crecimiento, merece una eficaz labor de gobierno

Después de los resultados electorales ha quedado claro, en mi opinión, que los votantes andaluces han querido que fuéramos gobernados con mayoría para que no hubiera excusas de ningún tipo y se puedan conseguir los objetivos que Andalucía desea y necesita hace mucho tiempo: alcanzar la media de España en todos los indicadores económicos y sociales (paro, renta per cápita, porcentaje de universitarios, población activa femenina …) y otros indicadores que pueden explicar la situación real de una comunidad. Mantener calidad de vida y eliminar todo el aparato administrativo que sea posible sin disminuir el nivel de servicios esenciales como salud y educación. Fomentar la cooperación entre ciudades andaluzas en proyectos de mayor alcance que los municipales, para lo que necesitamos mejores infraestructuras de todo tipo: carreteras, ferrocarriles y comunicaciones digitales, con todo el territorio cubierto con internet a la máxima velocidad. Con las horas de sol que tenemos en el año, conseguir la máxima generación de energía limpia y fomentar entre los investigadores y empresas los mayores avances en las mejoras energéticas de todo tipo, como el hidrógeno que, a los precios que han alcanzado el gas y el petróleo, ya no es ciencia ficción. Autoabastecimiento alimentario, etc…Y para eso hay que crecer y mejorar los resultados año a año.

Un territorio extenso, muy poblado, joven y en crecimiento, merece una eficaz labor de gobierno para alcanzar esos objetivos y en todos los que ustedes puedan pensar. Y una de las estrategias que se me ocurren es ser un territorio díscolo; ya saben: sacar ese punto rebelde que los no andaluces ignoran que tenemos y que utilizamos en lo individual, pero no en lo colectivo. No hay más que ver cómo reaccionamos cuando nos dicen que no hagamos algo, como no votar en un referéndum. No dejemos que exploten nuestras rivalidades y rencillas locales de poco calado, que siempre beneficiaran a los que nos quieren casi en exclusiva como el patio de recreo de la España del bienestar. Una rebeldía colectiva que sirva para que no nos dejen atrás, que suele no importarles. Unos porque solamente piensan en lo suyo, otros porque son maestros en el agravio comparativo y otros porque cuando hablan de los objetivos de España, parece que ésta se acaba en Despeñaperros. Una Andalucía díscola que se haga notar en cada momento, para que sin el apoyo del 20% de la población de España poco puedan conseguir.

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