A Alfonso Tolcheff

HA muerto Alfonso Tolcheff. Aunque esperada, la noticia de su fallecimiento no ha sido menos dolorosa para todos los que hemos compartido con él su efímero, pero intenso y fructífero paso por la dirección general de CajaSur.

Hemos perdido a un gran profesional de las finanzas, que hizo suyo el espíritu de nuestra caja desde su llegada y transmitió siempre una desbordante ilusión entre la plantilla. Pero ahora, en el momento de la despedida, no está en mi ánimo glosar su intachable y reconocida trayectoria profesional. Alfonso era, ante todo, una persona cabal y entrañable.

Sólo quiero lamentar públicamente tan enorme pérdida y compartir con todas las personas que integran CajaSur o están próximas a nuestra entidad el vacío que deja entre nosotros. Hoy puedo expresar en público un dolor que no he podido compartir desde que al final del verano supe que Alfonso se encontraba enfermo. La incertidumbre sobre su recuperación que me transmitieron los médicos la viví como un tormento personal, agigantada durante las veces que pude visitarle y las conversaciones que pudimos mantener por teléfono, en las que Alfonso hacía gala de una entereza acorde a su valor como persona y era él quien me animaba y me aseguraba que pronto estaría en el despacho, mientras se extendía en referirme sus proyectos y me transmitía minuciosos detalles sobre la marcha del negocio.

Hace apenas un mes que aceptamos su renuncia al cargo de director general a causa de una terrible enfermedad de la que aún anhelábamos que fuese capaz de recuperarse. No ha sido así. Para los creyentes, sin embargo, sabemos que nuestro compañero vive ya en la esperanza de la resurrección.

Descansa en paz, Alfonso.