Tomates y calabazas

Lourdes Chaparro

lchaparro@eldiadecordoba.com

Agosto

Parece que en este mes la vida se detiene, pero se sigue trabajando y madrugando, aunque más relajados

Cerrado por vacaciones. Cerrado por descanso del personal. Solo en horario de mañana. Las calles sin bulla. Calor como si no hubiera un mañana. Las tiendas ultiman las rebajas y ya empiezan a sacar la ropa de nueva temporada. Siestas de más duración de la habitual. Visitas a familiares, los que pueden. Escapadas a la playa o a la otra punta de España o donde buenamente se puede este año. Lecturas olvidadas y rescatadas para esas tardes o noches en las que la tranquilidad permite darse el capricho de entregarse a la literatura o a la novela histórica, que para gustos, pues colores. Y Córdoba, mientras tanto en su peculiar calma soporífera, que se rompe con algún que otro turista despistado que cuando llega cae en la cuenta de que agosto no es un mes demasiado agradable para visitarla por aquello del calor.

Agosto es el mes por excelencia de las vacaciones, para los que puedan o buenamente desconecten algunos días de su trabajo y volver con las pilas cargadas para empezar la nueva temporada. Es el mes en el que parece que la vida se detiene, pero no es así. Se sigue trabajando, madrugando y se sigue viviendo, eso sí, de una forma más relajada. Las prisas, si es que posible, parece que desaparecen y la actividad se ralentiza o, al menos, es la impresión que da porque a fuerza de que la mayoría de servicios dejen de funcionar, al final parece que no es posible hacer nada que requiera un mayor esfuerzo.

En Capitulares se ve que tenían ganas ayer de echarse a los brazos del octavo mes del año para tomarse un descanso y el pleno del mes de agosto se celebró antes de que acabase el mes de julio. Toda una tradición que lejos de dejar de cumplir, se volvió a repetir con una rapidez inusual. Pero en el Ayuntamiento, como en otras instituciones públicas, que ya están casi echando el cerrojo hasta septiembre y deseando, eso que no falte, que todos tengamos unas buenas vacaciones. ¡Qué cosas!, si son vacaciones, pues serán buenas.

Y frente a los que se van en unas horas después de otro año condicionado por el covid -que no deja de extenderse en las últimas jornadas- me acuerdo de los que ahora vuelven y ya han disfrutado de su merecido descanso, y afrontan también un mes, algo más liviano, pero duro. O los que esperan a septiembre, que son unos valientes. A todos los que se van ahora, pues eso, que lo pasen bien, y a los que se incorporan, lo mismo, y a los que se quedan, pues a esperar, que al final, todo suele llegar antes o después.

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