Tomates y calabazas

Lourdes Chaparro

lchaparro@eldiadecordoba.com

Adiós 'veroño', adiós

Las tiendas sacan cada vez antes la ropa de invierno y hay quien compra el turrón ya en septiembre

Se supone que este veroño se agota -al menos eso parece- y está previsto que de manera irremediable llegue a su fin. Pues ya era hora, pensarán algunos, mientras que otros siguen disfrutando de esta singular estación, que no existe como tal, pero que cada vez se prolonga más en el tiempo y nos hace olvidar que el invierno está a la vuelta de la esquina y que también habrá que sacar las enagüillas, el brasero, el calefactor -una cosa es sacarlo y otra poder encenderlos con el precio de la luz que sigue imbatible en una subida que sigue sin tener fin-, el edredón, el pluma, el abrigo... vamos, todos los clásicos y necesarios avíos de la temporada del frío.

Mañanas ligeramente frescas en las que hay que salir de casa con una chaqueta o una manga larga. Mediodías en las que el sol va ganando fuerza y te invita a despojarte del abrigo mañanero. "Al final es eso de que vas como una cebolla, que vamos con capas todo el día", lo define casi a la perfección un buen amigo mientras regresamos de una caminata interminable en la que estorba la sudadera fina, que de estas también las hay. Esto del veroño es como todo, que igual se agradece como que te aburre y frena las ventas de la ropa de invierno, esa misma que se empeñan en sacar de los almacenes cada vez con más antelación, o también de los polvorones y turrones, que ya lucen en los lineales de los supermercados para ver si picamos y nos los llevamos tres meses antes de que llegue la Navidad -allá por el mes de septiembre-, pero que da como que cierto reparo adquirir porque no hace frío, aunque siempre hay quien pica y los compra.

Y sí, ahora hay quien echa de menos que haga un poquito de menos calor, que llueva de una vez por todas -y más que vale porque los pantanos están ya tiritando y lucen su peor cara-, mientras que otros siguen disfrutando de esta primavera efímera de otoño.

Pero la realidad es que como tal ha dicho la Agencia Estatal de Meteorológica, los termómetros van a marcar hasta diez grados por encima de lo normal. Algo a lo que en Córdoba estamos sobradamente acostumbrados, que es llegar San Rafael, pasar el puente de los Santos y hay que hacer el consabido y también temido cambio de armarios para adaptarse a las últimas ráfagas del otoño y los primeros días del invierno en los que la luz es más débil, el sol tiene menos fuerza, pero también tiene su sutil encanto.

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