Análisis

Isabel Ambrosio

Alcaldesa de Córdoba

Un legítimo motivo de orgullo para Córdoba

La alcalde de Córdoba, Isabel Ambrosio.

La alcalde de Córdoba, Isabel Ambrosio.

Para la ciudad de Córdoba es un orgullo que Medina Azahara, sea la única candidatura española a ser declarada por la Unesco como Patrimonio Mundial. En un país con la riqueza patrimonial de España, que nuestra ciudad califal haya sido nominada como única candidata, habla a las claras de la relevancia de un enclave fundamental para comprender el esplendor de la Córdoba musulmana. La declaración de Medina Azahara supondría además elevar a la categoría de Patrimonio Mundial a la única ciudad califal existente en suelo europeo, lo que conlleva un enorme simbolismo en unos momentos en los que la convivencia intercultural en más necesaria que nunca.

De producirse la declaración, Córdoba reunirá un total de cuatro bienes declarados patrimonio de la humanidad –Mezquita-Catedral, Casco Histórico, Patios y Medina Azahara–, lo que supone una formidable herramienta de promoción internacional, pero al mismo tiempo una enorme responsabilidad en cuanto a su conservación, rehabilitación y difusión. Este tipo de declaraciones suele llevar aparejado un notable incremento del turismo, lo que si por un lado supone un beneficio indiscutible para el entorno donde están radicados esos bienes, por otro está planteando una serie de desafíos que van a obligar a redefinir las relaciones entre las ciudades, quienes viven en sus sitios históricos, los visitantes que quieren conocerlas y las diferentes administraciones que tienen la obligación de mantener y conservar esos bienes, pero también de que sus ciudadanos no se vean "penalizados" por vivir en ellos.

Es fundamental conseguir el equilibrio entre la conservación de esos entornos, su puesta en valor como elementos generadores de riqueza y empleo de calidad, el legítimo derecho a visitarlos y conocerlos y el de sus vecinos a seguir viviendo en ellos y no perder la identidad de esos barrios, que al fin y a la postre es lo que les da sentido y el atractivo para quienes nos visitan.

La respuesta a esos desafíos y el necesario compromiso de las administraciones municipales tanto en su conservación y mantenimiento, como en que los vecinos de sus entorno tengan acceso a los mismos servicios que los de otras ciudades, son aspectos fundamentales que debemos abordar a la mayor brevedad, para de esta forma garantizar un equilibrio imprescindible para su futuro.

En cualquier caso la posible designación de Medina Azahara como Patrimonio Mundial debe ser también un legítimo motivo de orgullo y autoestima para las cordobesas y cordobeses, que nos anime a ser los primeros agentes en la conservación y puesta en valor de un patrimonio que tenemos la obligación de entregar a la siguiente generación en mejores condiciones de lo que lo hemos recibido.

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