La vuelta al mundo poético del granadino Rafael Guillén
La editorial Almed publica la obra completa del escritor perteneciente a la 'generación perdida' que rompió el silencio de 20 años entre el asesinato de Lorca y el resurgimiento



A mediados de noviembre de 1994, cuando Rafael Guillén (Granada, 1933) obtuvo el premio Nacional de Poesía por el libro Los estados transparentes (el de 1993 lo había ganado Ángel Valente) y fue necesario buscar una etiqueta generacional para presentarlo a los lectores de un periódico nacional (El País), preferimos que fuera él quien acometiera tan arriesgada elección. Pero Guillén no lo dudó: "Pon que pertenezco a la Generación Perdida". No se refería, por supuesto, a la de Hemingway o Fitzgerald, sino a otra distinta, menos conocida pero más cercana, crecida en el ambiente tóxico de la posguerra y sobre la que recayó la faena de acometer una suerte de reposición de la actividad poética en el páramo de la dictadura.
Aunque por su año de nacimiento Guillén pertenece al grupo de los 50, las circunstancias de vivir en una ciudad de provincias apartada de las más influyente industria editorial y, sobre todo, en una ciudad que había vivido en primerísima línea el oprobio mundial por el asesinato de García Lorca, depositaron sobre él y sus compañeros la tarea de dinamitar 20 años de silencio y restituir la dignidad creativa.
"En nuestra bella ciudad se produjo tras las tragedia ese denso silencio que sigue a una gran explosión [...). Un silencio que duró casi 20 años hasta que nosotros, los niños que sufrimos una guerra que no era la nuestra, los jóvenes que padecimos una represión y una posguerra (...) tuvimos uso de razón poética y pudimos romperlo clamorosamente", escribe Guillén en un opúsculo titulado Renacer poético en la Granada de posguerra incluido en el tercer volumen -el de las prosas- de las Obras Completas que acaba de editar, en una edición primorosa y con excelente aparato crítico y bibliográfico Almed, el ambicioso proyecto editorial de Jerónimo Páez López.
El animoso grupo de Granada se propuso establecer la continuidad poética a través de publicaciones y revistas. En 1957 Rafael Guillén, junto al poeta José García Ladrón de Guevara, funda la colección poética Veleta al Sur, una singular experiencia editorial en la que los propios autores se encargaban de la distribución, cobro y recogidas de libros. La anécdota que mejor refleja el esfuerzo de los poetas y el desinterés de la Granada de aquellos oscuros años por la literatura es el de una librería donde habían dejado tres libros para su venta ¡y le devolvieron cuatro!
Antes de la esperanza (1956) fue el primer libro de Rafael Guillén, un título sugerido por Blas de Otero, con quien coincidió en el servicio militar. Luego vendrían Pronuncio amor (1960), Cancionero-guía para andar por el aire de Granada (1962), El gesto (1963) y Hombre en paz (1964), hasta completar una amplísima bibliografía con la que ha obtenido numerosos reconocimientos. Moheda, un libro donde la palabra es, más allá de su sentido semántico, sonido, música y sugerencias, es una de sus experiencias más seductoras.
Rafael Guillén y sus compañeros de Versos al aire libre lograron su propósito de reactivar la poesía en aquella ciudad mortecina y abatida por un pesado complejo de culpa. Pero él, Guillén, fue el poeta mayor, el más importante de su generación y una de las voces más interesantes y personales de la poesía española de la segunda mitad del siglo pasado.
Aunque sus inicios están vinculados al encuentro con Blas de Otero ("Año cincuenta y cinco, Blas pedía la paz y la palabra. / Yo, mochila de recluta, decían, paseaba / mis veinte años, todo / por la patria, mis armas / de poeta, banderas, verso en ristre", escribirá luego Guillén) el poeta granadino no se subió al carro de la poesía social ni de ninguna de las etiquetas en boga.
En la excelente introducción a las Obras Completas escrita por María del Pilar Palomo, un pequeño ensayo que ilumina todos los caminos de su producción poética, cita a propósito del compromiso unas aclaradoras palabras del gran Claudio Rodríguez: "Cuántos temas justos y cuántos poemas injustos". Como escribe Palomo, Guillén no huyó nunca de los social si lo social entraña acercamiento al hombre, pero es "evidente que ese inclinarse hacia el dolor humano no entraña la adhesión a una poética de la comunicación directa [...]. Tal vez por ello su voz rechinaba en un contexto de predominio de la escuela del realismo social".
La versatilidad expresiva es quizá la característica sobre la que se fundamenta la voz personalísima de Rafael Guillén, una poesía que "establece un diálogo creativo con diversas tradiciones líricas", escribe Ángel L. Prieto en una ficha de la Biblioteca Virtual Cervantes.
La publicación en tres tomos de la Obra Completa de Rafael Guillén no es sólo un hecho de justicia sino también una oportunidad para que, los no iniciados, se sumerjan en unas poesía que es, a la vez, tradicional, moderna y vanguardista, cruzada por el amor y la melancolía, acuciada por la imposibilidad humana de habitar todos los espacios y de vivir toda una vida. Y para los muchos que somos fieles lectores de Rafael, la edición de Almed nos permitirá comprender con una mirada de conjunto su coherencia creativa y recrearnos en el amplio material inédito.
Pero falta la prosa. Guillén, además de un alto poeta es un magnífico prosista, casi secreto, eso sí. De hecho gran parte del contenido del tercer tomo de las Obras Completas está compuesto por material no editado anteriormente. El volumen se abre con las crónicas viajeras marroquíes, un ejemplo de deliciosa literatura de viajes, que queda completada con el libro inédito Por el ancho y pequeño mundo. También se incluye las prosas granadinas, agrupadas con el nombre de Tiempo de vino y poesía, y una serie de ensayos, discursos, conferencias, narraciones y textos autobiográficos que fijan en su contexto socio temporal a un escritor de obligado reconocimiento.
Rafael Guillén. Tres tomos. Introducción de María Pilar Palomo.. Editorial Almed, Granada, 2010. 2.332 páginas. 80 euros.
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