La utilidad de la novela histórica en "tiempos de desmemoria"
Arturo Pérez-Reverte, Juan Eslava Galán y Rafael de Cózar participan en el ciclo 'Un Otoño de Novela' con un debate sobre el género, que sirve de "puente" entre la historia y el ciudadano
Tres amigos desde hace muchos años, tres colegas y expertos en escritura se reunieron ayer en la Sala Orive para debatir sobre el género histórico. Arturo Pérez-Reverte, Juan Eslava Galán y Rafael de Cózar resaltaron en el ciclo Un Otoño de Novela el valor didáctico del género histórico, que "abre puertas de forma amena, divertida y sugestiva y hace que la gente se interese" y profundice en la materia.
"En los últimos tiempos de desmemoria está jugando un papel esencial porque es la única puerta de acceso a la memoria histórica de occidente"; por eso, hasta las peores novelas históricas, "hasta las más cutres, tienen un papel positivo" ya que hacen que el lector se interese, apuntó Pérez-Reverte. "Ninguna es despreciable y hasta la peor tiene una pequeña función social utilísima en este momento", manifestó el autor de El maestro de esgrima en un encuentro con los medios de comunicación.
Según Pérez-Reverte el "ansia de la gente por conocer las claves del presente, que no encuentra ya en los planes de estudio", hace que acuda a la novela histórica, que es una magnífica manera de entrar en la materia. El creador de El Capitán Alatriste argumentó que "la historia es la gran lección del presente y además es la gran ausente" y uno de los grandes problemas que tiene la humanidad es que la ignorancia "nos lleva continuamente a repetir graves errores históricos que son ya casi endémicos en la memoria nacional, europea y general".
A su juicio, "la estupidez y la incultura de los propios políticos ha ocasionado un divorcio entre el historiador y el pueblo", por lo que la novela "está llenando ese hueco, está haciendo de puente". No es que el escritor sustituya al historiador, sino "que está llevando al lector al ensayo y a la obra más culta, es un camino que enlaza". Por eso, lo ideal "es cuando el lector de novela histórica termina leyendo ensayo histórico e historia de verdad".
De hecho, De Cózar apuntó que "desde la literatura hemos trabajado muchísimo la historia" y una cualidad del buen novelista es su capacidad para dar a conocer "la historia verdadera, la de la calle". Además destacó que "el universitario tiende a intentar separar, intentar hacer algo que aunque sea muy profundo no llegue a mucha gente".
Por su parte, Eslava Galán explicó que "en España especialmente existe ese lapso entre escritor académico y divulgador" y cuestionó "por qué aquí se desprecia la divulgación".
Para Pérez-Reverte en el fondo es "un problema de educación". A su juicio, la historia es fundamental para que un pueblo se comprenda y se respete a sí mismo y una de las razones por las que en este país esto no ocurre es porque "no conoce su propia historia o la conoce mal, manipulada, porque aquí hasta la historia es un arma política".
El autor de La piel del tambor denunció que "la clase política tenía la obligación de haber creado unos planes de estudio educativos, unas materias troncales comunes, dando una base histórica y una memoria para que las generaciones que han crecido tuvieran unos conocimientos de su propia historia y no lo han hecho", por lo que "han dejado un vacío enorme" que en este momento llena la novela histórica. Pérez-Reverte insistió en que "quien está haciendo el trabajo en estos momentos de los políticos, de los ministros de Cultura, es justamente la novela histórica". Además recalcó que los escritores de este género son los que "han mantenido ese vínculo a pesar del paso del tiempo y han hecho que generaciones de lectores españoles todavía estén interesados por su propia memoria" y sean los responsables de que libros sobre El Cid, las Navas de Tolosa, los almogávares y la conquista de América "se estén renovando en las librerías".
Los participantes también reflexionaron sobre la objetividad, algo que, según Eslava Galán, "no existe" porque "la historia se falsifica en el mismo momento en que surge el documento" y después "cada generación corrige lo que ha escrito la anterior".
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