La ciudad y los días
Carlos Colón
Por el bendito nombre que nos reúne
cosmopoética 2012 La unión de flamenco y poesía
Cante: Carmen Linares. Piano: Pablo Maldonado. Toque: Eduardo Pacheco, Pedro Barragán. Coros y palmas: Ana María González, Rosario Amador. Fecha: sábado 29 de septiembre. Lugar: Teatro Góngora. Lleno.
No es un recurso oportunista por parte de los organizadores echar mano del flamenco para adornar el menú programado de un acontecimiento que, no necesitándolo, le es propio para un festival consolidado año tras año, en torno a la poesía de alta gama en Córdoba. No siendo por ende la primera vez que el arte de Silverio se persona, y porque lo raro es que no comparezca, la poesía y el flamenco o el flamenco y la poesía teniendo un origen distante, comparten un destino común irrenunciable -Litoral, esa fulgente revista de poesía malagueña, lo resaltó hace unos años con un número extraordinario- donde se convocan las musas, hados, el ángel, y seguro que todos los duendes siempre prestos a acudir cuando el conciliábulo justifica su razón de ser. De manera que de forma inequívoca nuestro archivo tendrá reseñas de la presencia flamenca donde la palabra y la fantasía de los poetas se encuentran, tal Cosmopoética lo expone a todo el que lo desee con la periodicidad de cada año.
Era lo suyo y, por tanto, que, en esta nueva edición, otoñal por razonadas conveniencias, la afición aguardara expectante el pasado sábado, ante una deseada convocatoria artística que fuese del agrado y consideración, como la que nos ofreció Carmen Linares, joven aún, con su poderoso bagaje profesional y aquilatadas virtudes -en esta ocasión con un cierto roce de voz en los tonos altos, que el juicioso público ignoró- prestándole sapiencia y sentimiento flamenco a bellos poemas. Y no iba a ser novedoso que esta cantaora del jaenero Linares se aposentase en el escenario, en esta ocasión del Teatro Góngora, para acometer la lírica de legendarios vates, que enriquecieron la gema telúrica que lanza sus cegadores destellos poéticos, con los nuevos prismas de sus propios versos, mostrando el brillo del valioso legado que han ido aportando tantos ilustres que ya forman parte de la nómina del mítico parnaso.
Y gracias a ello, que el horizonte de los flamencos se haya ido ensanchando con nombres como los de san Juan de la Cruz, Góngora, Rubén Darío, José Martí, los Machado, Pessoa, Alberti, Borges, Valente, y tantos otros como Juan Ramón Jiménez, Miguel Hernández y Lorca, caso del recital que nos ocupa, donde Carmen Linares se mostró en un maravilloso alarde de actualidad cantaora, aportando más belleza al recurso artístico y comunicativo de cada oda.
Remembranzas por cantiñas gaditanas, la nana en Canción de Madre, Llanto por bulerías y más tarde Moguer por Huelva. Pero también El Niño Yuntero por malagueñas de El Canario y La Trini con rondeña, junto al piano Casida del Sediento en una bonita balada con arreglos de Luis Pastor, como Mis ojos sin tus ojos versión del mismo cantautor y, por tonás y debla El Sol, la Rosa y el Niño, asimismo con el instrumento de cola; tomando a Lorca para enfilar la entrega final, primero entrando en Poeta en Nueva York por granaínas y abandolaos, y el broche con una tanda de las difundidas Bulerías lorquianas, todo, junto a un grupo de grandes músicos flamencos.
Interesante puesta en escena, tal ella nos tiene acostumbrados, en un elegante recital que valoró de pie el aficionado y el que no lo es.
También te puede interesar
Lo último
La ciudad y los días
Carlos Colón
Por el bendito nombre que nos reúne
El mundo de ayer
Rafael Castaño
Una línea en la pared
No hay comentarios