Del muslamen al rojillo
La RAE añade 2.996 nuevos términos que actualizan la XXII edición de su diccionario
La Real Academia de la Lengua Española no quiere quedarse "desfasada" y, además de incluir ese adjetivo entre las novedades que se incorporaron ayer a la página web del Diccionario.
En total, son 2.996 las enmiendas y adiciones al diccionario que las instituciones encargadas de velar por la unidad del español han consensuado en los tres últimos años. La amplia lista de novedades actualiza en la red la XXII edición del Diccionario, cuya versión electrónica recibe cada día un millón de consultas, y constituye un adelanto de la XXIII, que se publicará en 2013. Entre las palabras que entran ahora hay una que es una vieja reivindicación de los expertos en medio ambiente: ambientalista.
El verbo abducir, que series de televisión americanas como Expediente X pusieron tan de moda, se abre hueco. Uno puede quedar abducido por "una supuesta criatura extraterrestre" o, si es un excelente escritor, puede "abducir a los lectores con sus novelas".
Y en malos tiempos no podía faltar la palabra anticrisis, o expresiones pertenecientes al ámbito económico como bonus, bróker, acción de oro, ahorro forzoso o base monetaria.
La convulsa situación política amplía su abanico de posibilidades. La voz aberzale ya figuraba en el Diccionario, pero ahora se cambia por la grafía original en euskera, abertzale. Antiespañolismo y antiespañol, es decir, quien es contrario a todo lo relacionado con España, son novedades aprobadas por los académicos, como también lo es antibritánico.
Y, como anunció la Academia hace unos días, también se incluye el libro electrónico. Los académicos han preferido esta expresión en lugar de castellanizar el e-book (así figura en el Diccionario de María Moliner).
Para las mujeres también hay espacio. Féminas de medio mundo entienden de productos anticelulíticos o se relajan con los tratamientos antiestrés.
Se abre hueco a "lo de fuera". El art déco y el art nouveau tienen ya su entrada, eso sí, escritas en cursiva porque son locuciones francesas. También la tiene el temido y odiado jet laj, así como otra locución inglesa que ha sido españolizada, espray.
Y va de grandes: cuando el cineasta español José Luis Borau ingresó en la Academia prometió luchar por el término buñueliano, y ahí está entre las novedades que hoy llegan a la página web de la Real Academia.
El lenguaje de la calle no se deja de lado, y le han dado el visto bueno a voces coloquiales como cultureta, curalotodo o meloncete, para los menos espabilados.
Las mujeres ya tenemos muslos y muslamen, y el de izquierdas ahota también es rojillo. Obrón, esa obra de gran envergadura, es otro término coloquial incluido en el Diccionario. También entran en él el chiste verde (el "de contenido erótico", se aclara) y voces como festivalero, grafitero o teleconferencia.
El tsunami, esa ola gigantesca producida por un seísmo, llega a la RAE como una erupción volcánica, su otra acepción, y al igual que el resto, como ejemplo de la vitalidad del español.
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