El horror de Vietnam a ritmo de valquirias

'Apocalypse now', obra maestra de Francis Ford Coppola, cumple 30 años

Mateo Sancho Cardiel (Efe)

10 de mayo 2009 - 05:00

Convertir la guerra de Vietnam en una suerte de ópera filosófica fue la más ambiciosa empresa de Francis Ford Coppola, que tradujo un rodaje dantesco en una obra maestra de densidad wagneriana bajo el título de Apocalypse now. El 10 de mayo de 1979, el director de El Padrino presentaba la película en el Festival de Cannes. Demostrada su irregularidad como artista y tras las complicaciones del rodaje, podía esperarse lo mejor o lo peor. Días después, se llevó la Palma de Oro y sentenció: "Ésta no es una película sobre la Guerra de Vietnam, esto es Vietnam".

Trasladar la novela El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, desde el África colonial a la guerra que empantanó al ejército estadounidense entre 1958 y 1973, había implicado un rodaje de 16 meses, un presupuesto de 30 millones de dólares de la época y dos años en la sala de montaje. Michael Sheen, su protagonista, sufrió malaria y un infarto en plena filmación, el director amenazó con suicidarse tres veces y el huracán Olga asoló Filipinas, siendo inmisericorde con el set de rodaje. Coppola podía hacer suyas las palabras del coronel Kurtz, el personaje estrella de su película: "Es imposible para las palabras describir lo que es necesario para aquellos que no saben lo que el horror significa. El horror. El horror tiene una cara y uno debe hacerse amigo del horror. El horror y el terror moral son tus amigos. Si no lo son, son enemigos a los que hay que temerles. Son enemigos de verdad".

Coppola, que había llegado al proyecto con un guión de John Milius y como alternativa a George Lucas, se abrazó al caos e intentó sacar lo mejor de él. Lo tradujo en una visión sofocante de la guerra en la que los soldados luchaban bajo los efectos de las drogas, en un país del que nunca habían oído hablar y abanderados bajo una moral e ideología como mínimo dudosas. "El ejercito entrena a los jóvenes para matar a otros jóvenes, pero sus comandantes no dejan que los muchachos escriban prostituta en sus aviones, ¿sabes por qué? ¡porque es obsceno!", arengaba Kurtz desde su reducto de fanatismo selvático.

Para encarnar este personaje, un ex boina verde reconvertido en gurú de los vietnamitas, Coppola sabía quién sería el mejor. Pero también sabía que el poderío interpretativo de Marlon Brando beneficiaría tanto a la película como perjudicaría al rodaje. Con 40 kilogramos de más y sin haberse leído ni la novela ni el guión, Brando volvió a fagocitar una gran película con una aparición episódica. Y forzó a Vittorio Storaro a diseñar un juego de iluminación sumamente hermoso -merecedor del Oscar- para no mostrar sus verdaderas dimensiones. El discurso de Kurtz, revelador de la barbarie cometida por el ejército estadounidense en el país asiático, se cerraba desafiante: "Tienes derecho a matarme. Tienes derecho a hacer eso, pero no tienes derecho a juzgarme".

Apocalypse now contiene además dos escenas que han pasado a la Historia del cine. La que describe con lúdica crueldad el sadismo que provoca la guerra bajo la frase de "Me gusta el olor del napalm por la mañana" -que justificó la nominación al Oscar de Robert Duvall- y el épico vuelo del escuadrón de helicópteros orquestado por La cabalgata de las valquirias, de Wagner.

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