El flamenco pide paso en el mundo

El flamenco revisa su salud y sus desafíos en su segundo congreso internacional, que arrancó ayer en Córdoba con una serie de sesiones que arrojaron las primeras conclusiones. Uno de los aspectos positivos es que es uno de esos sectores que "constituyen un factor de distinción territorial" y sobre los que se puede "construir estrategias de especialización inteligente". Así lo señaló Jordi Baltá, representante de la Red Europea de Expertos en Cultura, en la primera mesa redonda, Economía de la cultura, cultura para la economía; una aproximación a la realidad cultural internacional, en la que el presidente de la Federación Estatal de Asociaciones de Gestores Culturales, Álvaro Romero Mena, destacó como "principal valor" del flamenco "que es un producto marca".

Organizado por el Instituto Andaluz del Flamenco, el congreso, que se completa con una Feria de Industrias Culturales del Flamenco (ambas actividades, en el Palacio de Congresos), fue inaugurado por la secretaria general de Cultura de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, Montserrat Reyes, que señaló que este arte "es un hecho cultural vivo y directamente conectado a la realidad de su tiempo", pero debe conjugar "sus señas artísticas y culturales con la realidad de una industria que genera riqueza y empleo en un momento muy complicado".

Una idea que sobrevoló la primera mesa redonda, en la que Romero Mena subrayó que el flamenco es capaz de "transmitir valores que van más allá del mero producto" y que tienen que ver con "un acervo cultural y antropológico" que hay que intentar proyectar. En este sentido, se encuentra con el elemento favorable de que "internacionalmente es un producto aceptado", pero cuenta con un hándicap: "la ausencia de intermediarios que presenta el sector entre los artistas y el público, la falta de tejido empresarial y gestores culturales". Un aspecto en el que "hay que mejorar bastante". Por otra parte, la industria cultural se encuentra en una fase de "cambio de modelo provocado por la crisis" que no le ha permitido reciclarse convenientemente y adoptar "nuevos parámetros de trabajo". "No sabemos qué quiere hoy el público y cómo lo quiere", añadió el experto, que defiende férreamente la idea de que un producto cultural "tiene que hacerse para el público".

Baltá considera que, como "factor de distinción territorial", el flamenco puede generar efectos positivos que tienen que ver con el turismo, el empleo directo e indirecto, la educación, la cohesión y la innovación económica y social. Y, por otra parte, la digitalización debe ser para este sector "una oportunidad de trabajar con nuevos formatos y para nuevos entornos" y de proyectarse "más allá de sus fronteras tradicionales". El flamenco "encarna valores con significación universal" y puede sacar partido de la alianza "con otras culturas europeas".

Hay ya mucho flamenco en Europa y en el mundo, como demostró el presidente de la Confederación Andaluza de Peñas Flamencas, Diego Pérez Castillo. En total, en todo el planeta, en torno a 1.000 peñas flamencas. Casi la mitad en Andalucía, articulando un tejido social de unas 70.000 personas. Después de las iniciativas pioneras de Lyon y Ámsterdam hay proyectos para nuevos festivales de peñas en otras ciudades europeas.

En la segunda mesa, Economía de la cultura, cultura para la economía II. Mercados internacionales, el asesor técnico de Extenda, Cristian Gross Guille, aconsejó formación empresarial a toda la cadena de actores del flamenco, así como una buena promoción de los espectáculos. Y el director del Estoril Festival, José Antonio Piñeiro, pidió que "la tradición musical con raíces flamencas se incorpore a nuevas obras".