La ermita de Nunilo y Alodia en Torreparedones será excavada
Alumnos del taller de empleo de Baena, dirigidos por Javier Ariza, llevarán a cabo la intervención
La Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura autorizó ayer una nueva intervención arqueológica puntual en el Parque Arqueológico de Torreparedones de la localidad de Baena. Una actuación que tiene como objetivo "poner al descubierto unos restos parcialmente visibles en la actualidad, que podrían corresponder a una antigua ermita dedicada a las santas mozárabes Nunilo y Alodia", según explicaron fuentes municipales.
Estos trabajos los van a llevar a cabo alumnos del taller de empleo del municipio baenense, dirigidos por el arqueólogo Javier Ariza, y contarán con el apoyo del otro módulo de este taller encargado de tareas de consolidación y restauración de los restos que afloren.
Las excavaciones en la citada ermita persiguen determinar si los restos que parecen corresponder a ella son tales o si pertenecen a otra construcción. En cualquier caso, parece evidente que algunos muros de apariencia moderna están reaprovechando una edificación anterior, posiblemente romana, por lo que no se descartan nuevas sorpresas relacionadas con la colonia Virtus Iluia Ituci.
La zona en la que se ubica esta intervención se localiza entre la puerta oriental y el santuario, según un croquis elaborado por Aureliano Fernández-Guerra en 1834. El nombre de Torre de las Vírgenes, con el que también se conoce Torreparedones, se basa en una tradición que afirma que dichas santas fueron martirizadas allí en el año 851 durante el gobierno de Abderramán II.
Se sabe con certeza que en Torreparedones hubo una antigua ermita consagrada a Santa Nunilo y Santa Alodia, al menos durante los siglos XVI, XVII y primera mitad del XVIII. En 1644 un caballero veinticuatro de la ciudad de Córdoba, llamado Andrés de Morales y Padilla, visitó el sitio, que entonces era propiedad del concejo cordobés, y examinó la ermita comprobando su buen estado de conservación y describiendo el altar con el retablo donde estaba pintado el martirio y una inscripción debajo que confirmaba su dedicación a Nunilo y Alodia, aunque ya se había borrado el nombre de la persona que lo había costeado y la fecha.
El Catastro de Ensenada, fechado en el año 1752, describe la ermita de las Vírgenes entre las 18 que entonces tenía Baena, pero 20 años después, en 1772, cuando Bartolomé Sánchez de Feria escribió su Palestra Sagrada, ya estaba arruinada, y en 1834, durante la visita realizada por Fernández-Guerra para estudiar el Mausoleo de los Pompeyos, los labradores del cortijo le dijeron que en aquel sitio hubo una "iglesia del tiempo de los godos".
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