La editorial La Esfera culmina la edición de los diarios de Alcalá-Zamora
El volumen, tercero de la serie, recoge las memorias del prieguense como ministro de Alfonso XIII


Tras Asalto a la República y La victoria republicana -más de 50.000 ejemplares vendidos entre los dos-, la editorial La Esfera de los Libros culmina el proyecto de publicación de los diarios robados de Niceto Alcalá-Zamora con Memorias de un ministro de Alfonso XIII. 1877-1923, volumen editado por Jorge Fernández-Coppel y con prólogo de Julio Gil Pecharromán. En estas páginas, el prieguense recuerda su labor como ministro de Alfonso XIII y muestra su total rechazo a la dictadura de Primo de Rivera y al rey que la apoyaba, lo que le condujo a su ferviente republicanismo.
Gil Pecharromán recuerda en su texto que "cuando comenzó a escribir este primer volumen de sus memorias, en el mes de diciembre de 1923, Niceto Alcalá-Zamora era un político en paro. Tres meses antes, el general Miguel Primo de Rivera había encabezado un golpe de Estado militar y obtenido del rey Alfonso XIII la investidura como dictador". A sus 46 años, el prieguense "encaraba el umbral de la madurez rebosante de vitalidad y de proyectos profesionales". Porque "su carrera política era ya tan larga como accidentada, cargada de éxitos y de frustraciones. Tanto como para dar materia a este jugoso libro de recuerdos que constituye una valiosa aportación testimonial sobre la crisis del régimen de la Restauración y, especialmente, sobre el funcionamiento de su sistema de partidos y las relaciones de poder en el seno del fragmentado liberalismo español de esos años".
Alcalá-Zamora "era un hombre de fuertes convicciones democráticas, partidario de terminar con los vicios del sistema, de reformar la legislación electoral para que se hiciera realidad el sufragio universal, de convertir el Parlamento en un órgano auténticamente representativo de la soberanía popular, de modernizar la Administración librándola de inercias y corruptelas... Pero todo ello tenía que trabajarlo desde dentro".
"Escribo mis memorias -señala Alcalá-Zamora- como debiera ordenarse un testamento, después de haber ido fijando en mi recuerdo siempre fiel, anotando rara vez en opuestos los hechos acaecidos y algunas de sus más salientes o detalladas circunstancias, cuando me encuentro en la edad serena que al doblar la primera mitad de la vida mira a las dos vertientes de ésta con melancolía pero sin tristeza, habiendo dejado que los años produzcan la decantación de los sucesos, filtrándose o evaporándose la pequeñez pasional y ruidosa de la actualidad para dejar como sedimento la medida justa de lo que suele permanecer y comunicarse".
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