Orquesta de Córdoba | Crítica

Sublime monumento orquestal

La Orquesta de Córdoba, en su primer concierto de abono de la temporada 2021/2022.

La Orquesta de Córdoba, en su primer concierto de abono de la temporada 2021/2022. / Miguel Ángel Salas

Poder escuchar en Córdoba una magnífica versión de un monumento orquestal como la Sinfonía n. 5 en si bemol mayor de Anton Bruckner (1824-1896) es un lujo cultural impagable. Merecería sin duda un apoyo mucho más entusiasta por parte de los sectores vinculados con la música de una ciudad que cuenta con dos grandes conservatorios, muchos centros de enseñanza y una estimable tradición cultural.

Pero en un mundo casi sin discos que cultiven la pasión y con poca paciencia, el esfuerzo de acercarse a una montaña de la música orquestal que te pide ochenta minutos de atención y una cierta formación o afición previa no parece contar con los voluntarios suficientes para llenar del todo el Gran Teatro. Hay que decirlo, aunque dé pena.

Alegría, y mucha, dio el comprobar el jueves la enorme implicación de una orquesta -ampliada notablemente para la ocasión- y un director que sumaron esfuerzos para transmitir casi toda la emoción contenida en esta obra complejísima.

La interpretación me pareció de gran solvencia desde el comienzo, con momentos especialmente brillantes en los movimientos segundo y cuarto. Si la dulzura dolorosa y tensa del adagio nos dejó como desvalidos, el finale produjo esa sensación inefable que propicia el arte grandioso: la rendida admiración ante lo colosal.

Un largo y cálido aplauso intentó premiar la labor titánica de los músicos. Pero lo suyo sería que pronto los jóvenes que van a cumplir 18 abarroten el Gran Teatro con sus bonos culturales. Para que no desaparezcan imperecederos tesoros monumentales como este que regaló Bruckner a la humanidad y que necesitan de la esforzada interpretación constante para subsistir.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios