Del cortometraje en clases de FP a los Premios Goya
galardones del cine español 3 El director jerezano, uno de los nominados
Juan Miguel del Castillo repasa sus inicios hasta llegar a 'Techo y comida', por la que es candidato a mejor dirección novel Hoy está "en paro, uno más"


En casa de Juan Miguel del Castillo (Jerez, 1975) andan escondidas cintas y cintas de las que grabó con su handycam de Sony cuando apenas habría pelusa bajo la nariz. Se apropió del aparato ante la pasividad de su padre, cómplice necesario en la carrera del director nominado a los Goya. El casting para estas primeras producciones era más que precario. "Yo tendría 14 o 15 años. Hacíamos informativos. Ponía a mi hermano, muy serio, a hablar de cualquier cosa mirando a cámara y luego salíamos a la calle a hacer planos de recursos", es decir, a grabar a jerezanos paseando, zooms sobre edificios...Casi tres décadas más tarde, Juan Miguel luce barba pero ha continuado grabando Jerez, donde transcurre su primera película, Techo y comida, que cuenta con tres nominaciones a los Goya, entre ellas la de director novel (él mismo), actriz protagonista (Natalia de Molina) y canción original (Daniel Quiñones y Miguel Carabante). El sábado, cuando se celebra la gala, se sabrá si la película tiene un hueco en el palmarés.
El Festival de Málaga, donde se hizo con el Premio del Público y la Biznaga a la mejor actriz, impulsó el proyecto. "Pasar la selección ya era un premio para nosotros, porque sólo llegan a la Sección Oficial una docena de películas. El pase previo, en el que nos comunicaban si íbamos o no, fue en Madrid. Salieron muy contentos". La película jerezana era una rareza. Una de las pocas atracciones era Natalia de Molina, quien venía de ganar un Goya a la mejor actriz revelación un año antes. "¿Techo y comida? ¿Eso qué es? ¿Una ONG?", se llegó a preguntar alguno en Málaga. El pase de esta película encandiló. Es difícil adivinar el rostro de Juan Miguel del Castillo ante diez minutos de ovación en un festival tan asentado, porque de primeras aparenta cierta timidez. La ONG pasó a ser el sorpresón. El programa de TVE Días de cine quedó rendido. "Nos cogieron y nos dijeron que les había encantado y que le iban a dar la vuelta a la pieza que iban a emitir esa misma noche. Lo grabamos todo en un rato y nos pusieron por las nubes".
De aquel crío de cinco o seis años que se embobaba frente al proyector sólo los suyos sabrán si queda algo cuando, quizá con chaqué y pajarita, se adentre en el Marriot Auditorium de Madrid, donde el director jerezano irá cerrando el capítulo de Techo y comida. "Mi primer recuerdo cinematográfico es mi padre proyectando en una pared los cumpleaños o cosas por el estilo que grababa".
Comenzó haciendo cine en La Granja, en las clases de Formación Profesional, precisamente donde transcurre la mayor parte de su película. "Un profesor mío del FP de Realización me cuenta que le di mucho la vara para utilizar los equipos de la escuela. Yo quería empezar haciendo un corto". Eran finales de los 90. Tardó más tiempo en sacárselo porque compaginó los estudios con el trabajo. Y financió su existencia editando bodas y bautizos hasta que dio el salto a Barcelona, a la Escuela de Cine. En su vida catalana se le cruzó Jordi Domingo, alma de la productora Quimelca. Bajo su auspicio sacó adelante un laureado cortometraje llamado Rosario, protagonizado por la octogenaria actriz Asunción Balaguer. Obtuvo 15 premios en festivales nacionales y hasta fue reconocido en el de cine internacional de Irán a mediados de la pasada década.
Sus 14 minutos llamaron la atención y recabó la financiación necesaria para grabar su primera película. Entonces contaba con 32 años; un crío, al que tenían apalabrados dos millones de euros para grabar un largometraje. A Juan Miguel se le apagó la música cuando Jordi Domingo murió a inicios de la primavera de 2007 con la crueldad de los giros de guión de las tragedias. "Perdí un amigo, y eso me hundió, pero es que además perdí la oportunidad de hacer mi película". "¿Qué hago ahora?", se preguntaba.
Desorientado, le tocó vivir unos años en blanco, sólo interrumpidos por el éxito del Curso Dandalú. "Lo grabamos sin ninguna pretensión, sólo por echar el rato un verano. Acabó colgado en internet y empezaron a subir y subir las visitas". Para quien no lo recuerde, era una parodia de los cursos de idiomas a distancia en la que el genial Luis Lara introducía la idiosincracia del habla y el carácter andaluz. Por entonces, entre 2008 y 2009, los teléfonos móviles podían poco más que enviar fotografías y no contaban con aplicaciones de vídeo que multiplicaran las visitas. Hoy aquel millón de clics en YouTube podrían haber sido fácilmente el doble o el triple. Funcionó y acabó ganándose un espacio semanal en un show de Canal Sur conducido por Manu Sánchez.
Poco a poco, Juan Miguel volvió a pedalear. Un día encontró en un programa de Cuatro, Callejeros, a una vecina con problemas económicos. Testimoniaba algo que él ya había presenciado. "Me llamaba la atención porque pedía ayuda por las casas de una forma...", Juan Miguel pausa su mente un segundo, "diferente". Trataba de sacar adelante a su hijo. Sin trabajo, madre soltera, subsistía vendiendo lo que encontraba en el rastro de la Alameda Vieja. Fue su inspiración. Hay un Jerez que conoce el hambre, las colas para el comedor social. Varios detalles de este programa, que se puede consultar por internet, aparecen en la película.
Actualmente, Del Castillo se encuentra "en paro, uno más en Jerez". La financiación de su película contó con aportaciones a través de internet -el llamado crowdfunding-, el interés de algunos productores del entorno preocupados más por lo social que por el celuloide, y por Diversa Audiovisual, una jovencísima productora barcelonesa. "Ojalá a raíz de esto me salga alguna cosa más", explica frente al pequeño altar de La Granja en el que se ubica un monumento a la Virgen del Rocío, el mismo en el que rezaba la protagonista en busca de futuro. "Los tres últimos años los he dedicado al completo a esto. Muchos que tienen que ver con esta película esperan recuperar el dinero en la recaudación". El pequeño mundo cinematográfico de Jerez espera que sólo sea la primera de muchas películas y proyectos de Juan Miguel. Si se lleva el Goya a la mejor dirección novel, tendrá mucho ganado.
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