Cultura

La batuta eterna de Nacho Montoto

  • El espacio cultural MODO acoge la presentación de 'La orquesta revolucionaria' el poemario póstumo editado por Espasa del poeta cordobés fallecido hace poco más de un año

Pablo García Casado y Joaquín Dobladez, antes de arrancar la presentación del poemario.

Pablo García Casado y Joaquín Dobladez, antes de arrancar la presentación del poemario. / reportaje fotográfico: juan ayala

"Dichosas aquellas personas que se conmueven/ con una carta, una canción o el cruce de una/ mirada en silencio". Con estas palabras, que abre una cita de Johann Sebastian Bach, el poeta cordobés Nacho Montoto preludia La orquesta revolucionaria. Las mismas, exactamente, que ayer usó Joaquín Dobladez para iniciar el acto de presentación de este poemario póstumo que Montoto envió por correo a Espasa dos meses antes de morir. Fue MODO el lugar escogido para un acto promovido por la Consejería de Cultura, a través del Centro Andaluz de las Letras, que para eventos como éste suele elegir la sede de su delegación en Córdoba. Sin embargo, y pensando que "a Nacho le habría gustado", sus amigos y colegas como el propio Dobladez o Pablo García Casado eligieron este espacio cultural con una distribución que poco tenía que ver con las clásicas presentaciones de obras literarias.

Con la sala llena de público a ambos lados de los presentadores, García Casado y Dobladez desgranaron, pero poco, las entrañas de La orquesta revolucionaria, así como la idea que Montoto tenía de la poesía, una poesía que con este último poemario había llegado a su madurez.

Dobladez comentó el momento de acercarse a esta creación del poeta cordobés y recordó como Montoto les hizo llegar a él y a algunos colegas más un archivo con el libro a través de un mensaje. "Cuando leo el primer poema me doy cuenta de que estoy ante algo muy serio", comentó el gestor cultural, quien confesó que la segunda vez que se acercó hasta estos poemas lo hizo poco después de que Montoto muriera para "estar más cercano" a él. Con Cosmopoética llegó una tercera lectura, y algunas lágrimas, para organizar el acto de homenaje en un evento de poesía que el propio Montoto había coordinado un año atrás. Cuando Dobladez tuvo por fin el libro editado en sus manos, hace apenas unas semanas, "era distinto, ya tenía carácter definitivo".

Algo muy distinto le pasó a García Casado. Durante este acto rememoró el momento en el que conoce a Montoto, cuando éste le manda poesía y él le confiesa que no le gusta. Hizo referencia al que para él es el primer libro del poeta fallecido, La cuerda rota, una obra en la que, apuntó García Casado, "había tomado la decisión de ser poeta y de ser ese poeta". Sin embargo, en una primera lectura de La orquesta revolucionaria García Casado pensó que Montoto había vuelto atrás. Esta opinión dio un giro cuando la edición en papel llegó a sus manos: "Estaba equivocado. Es el libro de alguien que ha puesto en marcha su voz".

Esa madurez poética a la que hicieron referencia ambos presentadores durante todo el acto queda clara con la decisión de Espasa (propiedad de Planeta) de sacar el libro. Montoto envió un archivo de estos poemas a la editorial y antes de que muriera, Espasa ya había decidido editarlo.

En La orquesta revolucionaria, como apuntó Dobladez, Montoto divide los poemas en actos, en una sinfonía que comienza con un preludio, continúa con tres movimientos (Retroceso, Expansión y Revelación) y finaliza con una coda a la que denomina Hogar. La obra contiene todos los temas a los que la poesía ha recurrido a lo largo de su historia: el amor, la vida, la muerte y el futuro. Pero en todos esos grandes mundos se colaban temas de actualidad, de crítica social, también aparece su infancia, la música, la tecnología.

Para Dobladez y García Casado cuando Montoto se puso a buscar la excelencia con su obra "toma la decisión de hacerla muy cercana" para que "la gente se pueda relacionar con la poesía". Recordaron cómo dio cabida en la edición de Cosmopoética que coordinó a un premio Nobel y a chavales de 16 años que "se iban a arrepentir de haber escrito eso". Todo, según García Casado, porque él "entendía que el panorama literario permitía lo sagrado y lo profano".

Montoto escribió: "Escribimos para quienes asistís en silencio a la caída/ de los días".

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