Ana Carrasco Conde y Lola López Mondéjar rompen con el individualismo en Cosmopoética

Ana Carrasco Conde (Ciudad Real, 1979) es filósofa especialista en el mundo clásico griego y escritora; Lola López Mondéjar (Molina de Segura, 1958) es psicóloga clínica y autora de ensayos, cuentos y novelas. Ambas se han dado cita este viernes en la Sala de Orive en Cosmopoética 2025 para enfatizar esa poesía tan "íntima" y experimental "que permite ciertos dibujos y canales que incluso la filosofía no se atreve". Una poesía que no rechaza al pensamiento, pues no consideran anacrónico "que filósofos y poetas sean cosas distintas" o "que la poesía vaya por un lado y el pensamiento por otro".

"La filosofía y la poesía son físicas. La poesía tiene un ritmo y tiene una cadencia. La lees con el cuerpo, la piensas con el cuerpo, y la sientes con el cuerpo. Habría que desmontar esta idea de que, por un lado, está la mente y, por otro lado, está el cuerpo", ha señalado la autora de Ciudad Real. El índice de la última obra de Ana Carrasco Conde, La muerte en común, es una poesía con la que la autora "quería recuperar la relación filosofía-poesía que nunca debió separarse". Y es que, como ha añadido, "la filosofía tiene que ver con un modo de reflexionar el mundo y desmontarlo, y eso implica saber qué decir, no solamente de palabra, sino una sintaxis, una gramática y un contorno que se dibuja", ha señalado la ciudadrealeña, incidiendo en que "la poesía tiene mucho que decir porque genera siluetas que te permiten pensar".

Lola López Mondéjar recoge el dicho de Freud, quien dijo "que hay que escuchar a los poetas", pues "el poeta y el escritor tienen una vía de acceso libre al inconsciente con garantía de retorno". Y como Freud, Lola también tiene una "alergia" similar a la que tenía el filósofo con la música: "Freud era alérgico a la música y a mí me pasa algo parecido con la poesía. Está feo decirlo en Cosmopoética, pero la poesía me angustia porque me afecta un montón. Por donde llego a la poesía es por el flamenco, que tiene a veces unos hallazgos poéticos bellísimos que me llegan a la carne", ha confesado la escritora.

Sin embargo, la poesía, como parte de la literatura, se puede transmitir de muchas maneras: "Literatura y poesía son un esfuerzo por desvelar lo que hay detrás de la máscara artificial de las cosas. Es la riqueza que esperamos de los poetas. Yo, en este caso, de poetas como escritora y como narradora que soy", ha explicado Lola López Mondéjar, quien ha centrado su reflexión en este festival en la poesía como método para "recuperar lo viviente en un mundo negro". Un mundo que la autora murciana ve cada vez más "individualista" y menos colectivo.

"Eliminar el pensamiento, la poesía y la empatía es cortar el puente con el otro. Es entrar en el camino del individualismo neoliberal y salir de lo común. A mí me parece que ha habido una especie de guerra contra lo comunitario, contra el pensamiento que Morisot llama la diplomacia de las interdependencias. Se nos ha enseñado que no somos interdependientes, que somos seres átomos sociales, seres individuales, que podemos con todos, pequeños Rambos, que podemos coser nuestras heridas en soledad y eso es mentira. Tenemos que ver cómo volver a unir el pensamiento como diagnóstico de la situación con la capacidad de nuestras instituciones para establecer medios para conseguir. No vamos a poderlas conseguir solas, necesitamos la comunidad y necesitamos también acciones políticas", ha reivindicado la autora, centrada en "construir una comunidad que ha sido muy atacada".

"No se piensa el hecho de que ahora mismo ahí se han solapado la dimensión política y la dimensión económica, y además la económica asociada a los grandes lobbies. A lo privado justamente lo que le interesa por tener mayor beneficio económico y mayor atomización. Entonces me parece que si lo político tiene que ver con la convivencia en común, qué peligroso haber introducido el elemento económico con tantísima fuerza", ha recalcado por su parte Ana Carrasco Conde.

Para la filósofa, para "generar una respuesta común", la clave está en la lectura y en la escucha de los demás. A Lola López Mondéjar, "sin ser tecnófoba", le parece fundamental fomentar "espacios presenciales de escucha y de debate, importante para recuperar esa humanidad perdida a la que convoca la digitalización", la cual lleva "a una supuesta desmaterialización" del ser humano en la lucha por romper con el individualismo de una sociedad que, como los filósofos, debería "tener conciencia reflexiva".