La Zaranda ofrece su visión del mundo como un manicomio
La compañía presenta en el Gran Teatro la obra 'Futuros difuntos', que crea un universo en el que la frontera entre la locura y la cordura es una delgada línea
La Zaranda, una compañía de culto y a, la vez, uno de los colectivos teatrales españoles con mayor proyección internacional, regresa al Gran Teatro con su último montaje, Futuros difuntos. La obra, original de Eusebio Calonge, crea un universo metafórico en el que el mundo es un manicomio y la frontera entre la locura y la cordura es una delgada línea. Del espectáculo se ofrecerá una única función, esta noche a partir de las 21:00.
La obra se mantiene fiel al ideario de la compañía jerezana, autodenominada Teatro Inestable de Andalucía la Baja, basado en la huida de la superficialidad a través del uso simbólico de los objetos, el compromiso con su tiempo, la fidelidad a las raíces tradicionales, el expresionismo visual, la depuración de los textos y la creación de personajes límite. En suma, unos principios inquebrantables que han dado como resultado la recreación de un lenguaje teatral propio y un sólido prestigio -avalado por numerosos premios- fuera de las fronteras nacionales.
Dirigida por Paco de la Zaranda e interpretada por él mismo -Francisco Sánchez, cuando hace de actor-, Gaspar Campuzano y Enrique Bustos, la acción se desarrolla en un manicomio habitado por un grupo de pacientes que tratan de amoldarse a la nueva situación surgida tras el fallecimiento del jefe del lugar. El vacío de poder genera una disputa para tomar el mando del manicomio y los residentes se dividen en dos bandos mientras irrumpe la tiranía y aguardan la llegada del nuevo gerente. Todos esperan un fin inminente, transformados en un coro hospitalario formado por personajes terminales, enfermos sin vuelta atrás que se mueven fuera de etiquetas introducidos en un contexto que desconocían, el de ser médicos de su propia locura.
Cumplidos ya los 30 años encima de los escenarios, La Zaranda ofrece en Futuros difuntos una de sus creaciones más metafísicas y alegóricas. El autor y el director de la obra son tajantes cuando aseguran que "sin metafísica no se puede vivir: hay que tener sentido de lo trascendente". Y añaden que el espectáculo habla de la medida del tiempo tal como lo entiende el hombre contemporáneo, como un periodo en el que el futuro es lo que media entre el presente y la tumba. "Pero nunca -explican Calonge y Sánchez- nos ha interesado la actualidad, sino la realidad, que es más honda, y la soledad del hombre ante sus propias interrogantes del siglo XXI".
Futuros difuntos es el resultado del proyecto de colaboración establecido entre La Zaranda y el Théâtre Sorano de Toulouse (Francia), del que el grupo se ha convertido en compañía residente, circunstancia que refuerza su vertiente internacional.
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