"Volvemos para quedarnos"

el hombre gancho. grupo musical

'Incontrolable' es la propuesta con que la banda regresa ocho años después de su separación El próximo sábado, concierto en Córdoba

Pepe García-Román y Maikel de la Riva: regreso al escenario.
Pepe García-Román y Maikel de la Riva: regreso al escenario.
Alfredo Asensi Córdoba

09 de noviembre 2014 - 05:00

Vuelven en serio, con álbum (Incontrolable), gira, presencia nacional (con un anticipo veraniego en Sonorama) y el reto de cruzar el océano. Maikel de la Riva y Pepe García-Roman recuperan El Hombre Gancho, que en su primera etapa, entre 1999 y 2006, publicó cuatro discos de estudio y un DVD en directo. El pasado viernes actuaron en la sala Mercantil de Badajoz y el próximo sábado lo harán en Córdoba, en la sala Góngora Gran Café (22:30, con las entradas a diez euros en venta anticipada). Empieza respondiendo Pepe y en las tres últimas preguntas le da el relevo a Maikel.

-¿En qué se parece este Hombre Gancho al anterior y en qué se diferencia?

-Se parece sobre todo en la forma de enfrentarnos a las canciones y de hacerlas, y la diferencia viene dada por la experiencia y la edad. Hemos seguido en la música todo este tiempo aunque el proyecto de El Hombre Gancho se hubiera aparcado y ahora la forma en que arropamos las canciones está impregnada de la música que nos rodea en este momento, tiene ese carácter contemporáneo. La gente que nos conocía ve un vínculo muy claro con lo anterior. Hay un sello que tenemos ya conseguido.

-¿Cómo surgió la idea de recuperar el grupo?

-Recuperar este proyecto es algo que ha surgido por las circunstancias. Es algo que a lo largo de estos años siempre ha estado rondándonos por la cabeza. Pero son unas circunstancias, unos factores determinados en un momento los que te hacen dar el paso. Nos daban muchísima pereza conceptos como retomar o resucitar, la re no nos gusta... Entre esos factores está la gente que ha tirado de nosotros, que nos ha insistido y nos ha pedido que lo intentáramos. Lo que nos dio el ánimo definitivo fue meternos en el local de ensayo a principios de año, porque ha pasado todo en unos pocos meses, empezar con las canciones nuevas y ver cómo crecían.

-Regresan dos de los cuatro miembros originales...

-Sí, el proyecto original de 1999, cuando mandamos la maqueta a Madrid y nos hicieron la propuesta de contrato discográfico, estaba integrado por cuatro. Una etapa que duró hasta 2006. Nos sentamos Maikel, con su maleta de canciones, y yo, empezamos a hablar y a ensayar y pensamos que si salía material tiraríamos hacia adelante. Y así fue. Nuestra idea no era hacer un revival sino empezar una nueva etapa. Evidentemente, como todos los músicos que tienen un repertorio a sus espaldas somos esclavos de nuestras canciones anteriores, pero la idea era presentar un trabajo nuevo completo, propuesta nueva, banda nueva... Como si empezáramos desde cero y con la intención de darnos a conocer al nuevo público que ahora hay.

-¿Quiénes completan la banda?

-A la batería Antonio Bravo, al teclado Dani Puig y al bajo Quique Arranz. Todos vienen tocando con nosotros en los últimos años. Músicos y amigos.

-¿Cómo se llevan con sus canciones antiguas? ¿Las han vestido con ropajes nuevos?

-Sí. Hay canciones que tendremos que llevar con nosotros toda la vida. ¿Cómo hacemos para que no se nos convierta en algo demasiado mecánico? Con nuevas vestiduras y arreglos, dándoles un sentido más contemporáneo. En Badajoz mostramos varias canciones antiguas con las nuevas ropas y la respuesta de la gente fue muy buena.

-¿En qué medida el sello sonoro que consolidó el grupo les condiciona a la hora de afrontar la nueva etapa? ¿Se sienten obligados a respetar determinadas coordenadas?

-La obligación en términos creativos sólo te la impone la inspiración. No decimos: uy, no nos podemos salir de esto... Evidentemente, las canciones que pasan el filtro de nuestro repertorio son aquellas a las que imprimimos un carácter. Hay otras que no lo tienen y no lo pasan. En nuestro repertorio hay canciones que tienen un origen más rockero clásico, otras más latino..., pero en la olla de la banda hay un sentido de la coherencia.

-¿En qué ha cambiado en este tiempo el escenario musical?

-Ha cambiado mucho y muy rápido. La infraestructura de la industria también debería haber cambiado rápido pero no se ha adaptado. Se han perdido y se han ganado cosas, y nosotros, claro está, nos agarramos a lo último. Una de las cosas que se han ganado es que la gente que está pendiente de la música y la valora está creciendo muchísimo. Hace diez años o te santificaba una discográfica o nunca ibas a llegar a nada. A día de hoy no ocurre eso: por tu cuenta puedes llegar a algo, y si te llama una empresa más potente puedes poner tus condiciones. Tenemos muchos ejemplos de autogestión, de gente que empezó por su cuenta desde cero y ha llegado al número uno y está tocando en todos los festivales. Lo malo es que se ha perdido mucho tejido industrial, los estudios ya no trabajan como antes y los músicos tampoco, pero hay que adaptarse y hay un camino por delante. Y creo que hay motivos para ser optimista. Nosotros estuvimos el pasado verano en Sonorama, un festival por el que pasaron casi 80.000 personas en cuatro días. Ver la vitalidad y el movimiento organizado en ese festival en torno exclusivamente a la música nos dio motivos para el optimismo.

-¿Cómo afrontan su presentación en Córdoba?

-Con nervios, porque a pesar de los años que llevamos el pellizco en el estómago no nos lo quita nadie. Nos hemos sentido desde el primer momento muy apoyados y queridos en Córdoba y estamos deseando presentarnos ante nuestra gente, enseñar las canciones nuevas y decir que volvemos en serio.

-¿La vocación de este Hombre Gancho es proyectarse más hacia los grandes espacios abiertos o hacia las salas?

-Creo que a priori quien pretenda proyectarse de una manera u otra cae un poco en la pretenciosidad, tanto si piensa en llenar estadios como si piensa en llenar salas. Nosotros hemos tocado y seguiremos tocando en cualquier sitio que reúna unas condiciones mínimas. El viernes estuvimos tocando en una sala de unas 300 personas, con una acústica envidiable. Hemos llegado a tocar en recintos preparados para 15.000 personas. Cada espacio tiene su encanto. Queremos tocar cuanto más mejor.

-¿De qué hablan las nuevas canciones de El Hombre Gancho?

-Hay un poco de todo, y sobre todo está presente el sentimiento de que volvemos para quedarnos. Nos reivindicamos y nos preguntamos por qué hemos tardado tanto tiempo en estar aquí. Están el desamor, la nostalgia..., y algo que casi nunca habíamos tocado y que ya se ve en el single, Incontrolable, la crítica social por todo lo que estamos viviendo.

-¿Qué mas fechas tienen en la gira?

-Nos las van diciendo poco a poco. La semana siguiente al concierto de Córdoba estaremos tres días en Madrid, haciendo promoción y ofreciendo un concierto en la sala Costello. Iremos luego a Barcelona, Zaragoza y Málaga, en fechas por determinar. Está previsto lanzar el disco en Argentina y México y nos gustaría cruzar el charco y tocar por allí.

-¿Cómo ven el panorama musical cordobés, en el apartado artístico y en el de lugares para tocar?

-Córdoba goza de una salud musical estupenda. Hay muchas salas de muchos tipos, grandes, medianas y pequeñas, que están programando y trabajando para darle un sitio a la música en directo. La ciudad está llena de grandísimos músicos, lo que pasa es que algunos suenan más fuera. Musicalmente estamos bien preparados.

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