'Vida' recoge el testamento inédito vital y estético de Juan Ramón Jiménez

Pre-Textos publica el primer volumen de la obra, en el que el poeta aporta impresiones sobre el círculo literario y artístico de su época

Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí, en 1956.
Efe Madrid

18 de marzo 2014 - 05:00

Vida fue el proyecto más peculiar y ambicioso de Juan Ramón Jiménez y uno de los mejores ejemplos de lo que el poeta denominaba "obra en marcha", su "testamento vital y estético", que dejó inédito y que ahora aparece 58 años después de su muerte.

Publicado por Pre-Textos y con la edición, reconstrucción, estudio y notas de Mercedes Juliá y María Ángeles Sanz Manzano, este libro inédito como tal ve la luz tras muchos años de trabajo necesario para poner en claro la letra y los deseos del premio Nobel, quien había comenzado a idear este proyecto antes de 1923, bajo el título de Vida poética.

Un proyecto del que Jiménez (Moguer, 1881-San Juan de Puerto Rico, 1958) dejó germen y constancia en el Archivo Histórico de Madrid y que comenzó en 1928 para ordenar y dar sentido a su vida y su obra.

"¡Cómo yo soy mi obra, cómo me voy quedando sin mí, de darme a ella! Yo he ido pasando día tras día mi vida a mi obra ¿Morir? Yo no he de ser enterrado. A la tierra no irá más que mi cáscara", escribió el andaluz.

Pero este ambicioso proyecto fue aparcado tras muchos bosquejos y sólo fue retomado por el poeta de Moguer en 1940, en su exilio en Estados Unidos, cuando había acabado la Guerra Civil. Entonces la escritura de esta biografía se convirtió en algo vital para él, lejos de su tierra, de su familia y atisbando ya la finitud de la vida.

Todo un material inédito que estaba depositado en el Archivo de la Universidad de Puerto Rico, en la sala Zenobia y Juan Ramón.

En Días de mi vida, como se llama este primer volumen de Vida, el poeta recoge lo mejor de su obra y su infancia, sus recuerdos, el amor a su madre y a su amada Zenobia, sus impresiones sobre la Guerra Civil y sus relaciones con el círculo literario y artístico. Así como sus respuestas a los miembros de la Generación del 27 que tanto le criticaron, aunque fue el padre artístico de todos ellos. Y su relación con Valle- Inclán, Rubén Darío, Villaespesa y Giner de los Ríos, entre otros.

Algunos de los textos de esta biografía se publicaron sueltos, en algunas antologías, pero el grueso del proyecto, y como libro, es inédito, asegura Sanz, una de las editoras de esta edición crítica, que ha tenido como objetivo cumplir la voluntad del poeta y hacer legible su obra para que se conozca mejor a Jiménez, "siempre envuelto en una leyenda negra".

"Juan Ramón, en 1940, en el exilio comenzó a sentir la necesidad de recuperar su infancia y su vida, para recuperar su pasado y sentirse más cerca de los suyos, y además, como fue un hombre tan ético, tan riguroso con su vida y con su obra, quería dejar claro también su posición sobre la Guerra Civil y defenderse de malos entendidos con respecto a todo lo que pensaba", subraya la experta.

En España se le tachaba de poeta huraño que vivía en su "torre de marfil" y al margen de todo. "En España -escribe-, por lealtad a mi poesía, por lealtad a ellos, por no mentirles ni adularlos, me vendieron mis discípulos, me calumniaron mis amigos, me fueron desagradecidos los que más favorecí, me dejaron abandonado y solo con mi verdad, etc. Y, seguramente, amigos y discípulos se burlarán también sarcásticamente de lo que diga ahora".

El poeta estaba decidido con este libro, con esta biografía, que él deseaba tan "completa" y exacta", a acabar con esta leyenda.

El autor de Platero y yo dejó más de 30 índices y trazó una lista con más de diez títulos: Vida, Vida y muerte, Tiempos de vida, Existencia..., pero finalmente, y después de muchos cambios, se decantó por Vida.

"Hemos tenido mucha dificultad a la hora de elegir el índice, por la labor de selección. Hemos escogido algunas constantes en temas y poemas que el poeta quería incluir", precisa Sanz.

Una de las tareas que hacían este proyecto difícil y por las que se ha tardado tanto tiempo ha sido la transcripción de la letra de Juan Ramón, a lápiz y muy desdibuja por el efecto de la humedad en los papeles del archivo de Puerto Rico.

Tarea para la que ha sido fundamental el papel de los herederos del poeta; primero su sobrino, Francisco Hernández-Pinzón, quien conocía mejor que nadie su letra, y luego su hija y actual portavoz de la familia, Carmen Hernández-Pinzón.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último