Cultura

Urdiales y Bolívar, con una oreja cada uno, entran con fuerza en el ciclo de Las Ventas

Los diestros Diego Urdiales y Luis Bolívar cortaron ayer una oreja cada uno en la corrida goyesca celebrada en Las Ventas, un festejo de larga duración en el que Miguel Abellán fue silenciado en su lote y Javier San José escuchó tres avisos tras sufrir una voltereta. El torero de Arnedo firmó unos de los pasajes más intensos con el segundo de Carmen Segovia, un animal noble, manejable y enclasado al que ha toreado con mucho gusto por ambos pitones. La faena tuvo dos fases. La primera, aprovechando el viaje del toro en tandas muy largas, hasta que el toro ha terminado por pararse. A partir de ese momento, Urdiales tiró de raza y firmeza, aguantando los parones sin inmutarse y consiguiendo sacar una tanda de naturales de mucho peso, quedándose muy quieto. Además, mató de una gran estocada que hizo rodar al toro sin puntilla. El quinto fue un toro complicado que recortaba y se metía hacia los adentros, por lo que el riojano no tuvo opción.

Otro trofeo paseó Luis Bolívar del que cerró plaza, abriendo su marcador este año en Las Ventas, plaza en la que ha cuajado una más que seria e interesante actuación. Ese sexto fue un animal manejable pero incierto, por el que apostó, dando distancia, y en series de mucho temple. Con la espada, fue un auténtico cañón y paseó una oreja de ley. Anteriormente le había tocado un animal con genio en los últimos tercios y con poder pero que se vino abajo en la muleta, llegando muy parado. A pesar de ello, el colombiano no se amedrentó y estuvo muy por encima de sus condiciones. Lo mejor fue un gran estoconazo.

Por su parte, Miguel Abellán ha estado templado con el primero de lidia ordinaria, otro toro manejable pero al que le faltó mayor transmisión. El madrileño se encontró a gusto por ambos pitones aunque a su faena le faltó mayor calado en los tendidos. El cuarto fue muy soso y no tuvo opción.

Y eso que la corrida Goyesca del dos de mayo tuvo un pésimo arranque con Javier San José, que escuchó los tres avisos en el toro de Murube que abrió la plaza. El jinete no tuvo su tarde e incluso sufrió una voltereta cuando, tras pinchar con los rejones de muerte, fue volteado mientras descabellaba justo cuando le daban el segundo aviso. Tras el golpe, pasó a la enfermería donde fue atendido mientras un sobresaliente daba muerte al toro. A pesar de eso, sonaron los tres avisos.

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