El Thyssen recorre la obra de la impresionista Berthe Morisot

El museo organiza la primera exposición monográfica en España dedicada a la pintora francesa, que triunfó y se hizo imprescindible en su grupo artístico

'La comida en casa de Simón', de Berthe Morisot.
Efe / Madrid

15 de noviembre 2011 - 05:00

Triunfó en un mundo reservado a los hombres y se convirtió en una imprescindible del grupo de los impresionistas. En la primera exposición monográfica dedicada en España a Berthe Morisot, el Museo Thyssen exhibe más de 30 obras realizadas por la pintora francesa.

Organizada en colaboración con el Museo Marmottan Monet de París, el recorrido muestra 30 pinturas procedentes de esta institución, un préstamo de la Fondation Pierre Gianadda de Martigny (Suiza), y otras obras de las colecciones del Thyssen.

En la exposición se pueden observar paisajes, escenas cotidianas o retratos íntimos que permiten hacer un recorrido por la producción artística de Morisot, así como por su vida privada.

"En su obra se proyectan multitud de figuras femeninas a partir de las cuales reflexiona sobre su condición de mujer y de artista. Se trata de una pintora autorreflexiva cuya virtud dominante en su obra fue la autoconciencia", en opinión de Guillermo Solana, director artístico del Thyssen.

Berthe Morisot (Bourges, 1841-París, 1895) perteneció a una familia de la alta burguesía y fue educada en el gusto por las artes y la música. Su interés y capacidad creativa hicieron que profundizase en su formación pictórica, junto a su hermana Edma.

En 1858, Berthe y Edma entraron como copistas en el Museo del Louvre y conocieron a Henri Fantin-Latour y Félix Bracquemond. Gracias a su maestro Achille Oudinot conocieron a Camille Corot, que influyó en ellas de forma determinante, aunque su hermana abandonó la carrera artística tras contraer matrimonio.

Posó para Edouard Manet en El balcón, obra presentada en el Salón de 1868, y contrajo matrimonio con Eugéne Manet, hermano del pintor que, junto a Corot, fue una de las grandes influencias de Morisot.

Presente en todas las exposiciones de los impresionistas, salvo en una ocasión, Berthe Morisot fue reconocida junto con sus compañeros "y los críticos no la trataban de modo diferente a sus colegas impresionistas e incluso a veces se la apreció más que a estos", señaló Solana, para quien la artista francesa fue sobre todo "una rebelde suave, que hizo compatible sin conflictos su condición de esposa y madre con la de pintora".

Paloma Alarcó, conservadora del Thyssen y comisaria, ha organizado la exposición siguiendo un recorrido temático y cronológico en paralelo a la trayectoria vital de la artista. Desde la influencia que ejercieron en ella Corot, en la pintura al aire libre, y Manet, en los retratos íntimos, pasando por el capítulo Pintar la vida, vivir la pintura -en alusión a cómo la definía su amigo el poeta francés Paul Valéry, quien solía decir que "vivía su pintura" y "pintaba su vida"-, la exposición profundiza también en sus parques y jardines y en el mundo rural.

Fotografías de la artista junto a sus familiares y amigos más cercanos sirven de introducción al recorrido, en el que las pinturas de Morisot dialogan con las de Corot, Boudin, Manet, Degas, Renoir, Monet y Pissarro.

La exposición tiene su origen en la obra El espejo psiqué, perteneciente a la colección permanente del Museo Thyssen. A raíz de esta pintura en la que aparece un espejo estilo imperio perteneciente a la pintora, Paloma Alarcó se interesó por esta pieza presente también en otras de sus pinturas e investigó su destino en el Museo Marmottan Monet, donde llegó gracias al legado de los herederos de la artista.

Esta pintura, que presentó en la Tercera Exposición Impresionista de 1877, "refleja su obsesión por plasmar en su pintura su propia persona, el relato de su vida. Tenía necesidad de expresar su intimidad", comentó la comisaria de la exposición, que permanecerá abierta hasta el 12 de febrero en el Thyssen.

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