Téllez revisa el tránsito de Paco de Lucía de la supervivencia al éxito
El periodista traza un recorrido por la experiencia vital de un gran renovador del flamenco
Juan José Téllez contó una historia: la de un joven de Algeciras que estuvo a punto de no nacer (porque a su padre estuvieron a punto de ejecutarlo), de madre portuguesa, familia superviviente de la guerra y la posguerra, de padre que se ganaba la vida como podía y tocaba la guitarra en los cabarés (aprendió un tanto azarosamente porque constató que en esas veladas había superávit de cantaores pero carencia de tocaores), un joven que un día también empezó a tocar y a demostrar que valía para eso. La historia de Paco de Lucía fue el motivo de la intervención del escritor y periodista, director del Centro Andaluz de las Letras, que ofreció en la sala Orive la última ponencia de la jornada.
Y fue para los asistentes uno de los momentos más gratos del día. La historia de quien pasa en unas décadas de la necesidad al éxito, de la carencia al reconocimiento, de su pueblo a los grandes escenarios internacionales. Téllez inició la intervención explicando un conjunto de fotografías (Paco de Lucía con familiares y amigos, actuaciones, ciudades...) que se fueron proyectando en bucle a lo largo de la conferencia. El algecireño hoy "es lo que es, un mito, pero no siempre fue así". Relacionaba la guitarra con los conceptos de "fuente y caudal" y, en palabras de Félix Grande, "respetaba la tradición pero la desobedecía". Téllez recordó singulares anécdotas, entre ellas su rechazo a participar en un concierto en Sevilla porque su nombre aparecía considerablemente reducido respecto a los del resto del cartel. Se acordó entonces de la madrugada en que su padre llegó llorando a casa porque un señorito le había roto la guitarra de una patada. En homenaje a él optó por la dignidad de no actuar, a pesar del perjuicio económico que eso le causaba.
Ya en su etapa formativa mostró cualidades especiales para este instrumento. De la mano de su hermano Pepe recaló en la compañía de José Greco y en una gira fue descubierto por Sabicas, que lo fue a ver a un hotel de Nueva York: "Lo levantaron de la cama y lo pusieron a tocar". Sabicas apreció el talento del andaluz pero le recomendó "que dejara de tocar falsetas de otros". Y "lo cumplió a rajatabla". Algunos años después se reencontraron en Málaga. Sabicas siempre apreció sus condiciones pero no le gustó "que incorporara a la formación flamenca instrumentos hasta entonces ajenos". Pero "Paco tenía su propia hoja de ruta, y ésta le llevó hacia el jazz".
También reparó Téllez en la relación del guitarrista con Camarón, desde su primer encuentro (sobre el que circulan diversas versiones) hasta otros posteriores en los que "sellaron una relación musical y una hermandad de sangre, una complicidad en un largo viaje por la música".
Gracias a Paco de Lucía y otras figuras de su generación, añadió el experto, los guitarristas dejan de ser "los escuderos del cante" y "de alguna manera se convierten en los intelectuales del flamenco".
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