Cultura

Robert Capa, un modelo a seguir

  • El fotoperiodista Emilio Morenatti reivindica la labor del húngaro en las primeras jornadas de actividades que Espejo le dedica Defiende su condición de "precursor" y de "icono"

La fotografía Muerte de un miliciano, atribuida al húngaro Robert Capa y que fue tomada al comienzo de la Guerra Civil, está considerada como un icono del siglo XX y convirtió a su autor en el auténtico precursor del fotoperiodismo de conflicto. Hoy día la famosa instantánea sigue siendo objeto de estudio para determinar si realmente fue Capa su autor o si por el contrario fue tomada por la que entonces era su pareja, la fotógrafa Gerda Taro, de origen alemán.

Una vez solventada la polémica sobre el lugar donde se tomó la fotografía, en la denominada Haza del Reloj de la localidad cordobesa de Espejo (en lugar de en Cerro Muriano), los investigadores tratan de determinar la autoría real de la misma. Una investigación debatida durante la celebración de la I Semana de Robert Capa, que concluyó ayer en Espejo y en la que se han celebrado diferentes acontecimientos de carácter científico y divulgativo, como una exposición, conferencias, visitas guiadas, cuadernos pedagógicos o proyección de documentales.

En su conferencia Periodismo de trinchera, el fotoperiodista Emilio Morenatti puso de manifiesto que, en cualquier caso, Capa ha sido un "modelo a seguir" y Muerte de un miliciano supone el "comienzo del fotoperiodismo de conflicto". Morenatti apunta que las investigaciones sobre la foto "van avanzando" y recientemente "parece que se ha descubierto que se hizo en un formato de 6 por 6, en lugar de 35 milímetros", si bien "esto todavía hay que demostrarlo", advierte. Además, esta circunstancia significaría que la instantánea se tomó con una Reflex Korelle, que, según los expertos, es la cámara que se atribuía a Gerda Taro.

En cualquier caso, lo que es "incuestionable" es que Capa ha sido el "precursor" de lo que hoy se llama "fotoperiodismo de guerra o conflicto" y es un "icono" para todos los profesionales que se dedican a narrar los conflictos en imágenes.

Bien es cierto que ese fotoperiodismo de Capa "no es comparable" al de hoy en día, observó Morenatti, ya que antes el fotoperiodista "no era el objetivo", mientras que en la actualidad "se ha puesto de moda matar al mensajero y usarlo como moneda de cambio". "Actualmente se está haciendo imposible ir al frente a informar ya que, dependiendo la nacionalidad, tu cabeza tiene un precio", aseguró el zaragozano.

De esta manera, "comparar" el periodismo que hacía Capa con el de hoy es "algo absurdo" porque en aquellos comienzos "no se conocía el poder de la información o la imagen y no existía ese asunto de lo instantáneo que nos da hoy internet".

Morenatti recuerda que entonces el fotoperiodista era una persona "desconocida" y, por tanto, pasaba desapercibida "en la filas", si bien hoy el fotógrafo o el corresponsal extranjero "es objetivo en la guerra y en ocasiones en los dos bandos". Esta situación está provocando, a su juicio, que se hayan "deteriorado enormemente" las condiciones del fotógrafo para poder trabajar sobre el terreno, lo que hará "imposible informar de lo que pasa en ciertos lugares, y eso es un auténtico drama".

Por ello, Morenatti subraya la necesidad de no olvidar el origen de ese fotoperiodismo y la semana dedicada a Capa es una "oportunidad perfecta" para recordar "de dónde venimos los que nos dedicamos a esto".

Entre las actividades organizadas en Espejo, el coordinador de la muestra, Juan Manuel Vacas, subrayó la exposición sobre interpretaciones de la famosa foto del miliciano, una reproducción de la página que la revista Life dedicó a la imagen, cámaras fotográficas de la época y un apartado sobre el estudio que sitúa la fotografía en Espejo.

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