Rafael Romero subraya la gran exhaustividad de Antonio del Castillo

El restaurador, responsable de la empresa Icono, destaca la "calidad" del artista cordobés como dibujante y paisajista

Rafael Romero, en su intervención.
Alfredo Asensi Córdoba

08 de abril 2016 - 05:00

Antonio del Castillo era un pintor "exhaustivo, muy metódico", riguroso en todos los procesos de creación de una obra. Así lo afirmó ayer el restaurador Rafael Romero en la tercera jornada del simposio Antonio del Castillo. Antecedentes y consecuentes, organizado por la Universidad Nacional de Educación a Distancia y la Universidad de Córdoba y en la que también participó el director del Museo de Bellas Artes, José María Palencia. Romero es especialista en restauración y estudios técnicos de pintura a través de la empresa Icono, de la que es responsable junto a Adelina Illán.

El experto, que ofreció la ponencia La técnica pictórica de Antonio del Castillo, explicó cómo el artista acometía las distintas fases del proceso creativo. El cordobés "utiliza el lienzo en el 99% de sus obras", un soporte que se va imponiendo progresivamente a la madera en el paso del siglo XVI al XVII. Las excepciones tienen que ver con "encargos especiales", normalmente "obras de devoción personal"; por ejemplo, una Piedad sobre lámina de pizarra, un Cristo muerto con ángel sobre plancha de cobre y una Coronación de la Virgen sobre madera (tabla de pino). En este tipo de obras de pequeño formato, en superficies lisas y pulidas y por encargo de relevantes comitentes, Del Castillo "plasma todas las sutilezas de su técnica".

Pero el lienzo se impone: "Es más ligero, flexible y versátil y permite grandes formatos". Del Castillo utiliza telas "de muy buena calidad, sin imperfecciones ni nudos ni reparaciones contemporáneas", normalmente la tela de tafetán, aunque en su última obra datada, Descendimiento de la Cruz, opta por el mantelillo (que permitía anchuras grandes sin costuras). Su preparación del lienzo es "muy cuidadosa"; trata que no se marquen las costuras por el anverso, un cuidado que no es común a todos los pintores.

Las preparaciones del artista conectan con las que eran propias de la escuela sevillana de la época: solo en una ocasión utiliza la preparacióncordobesa. Romero arrojó dos hipótesis: el breve paso del pintor (como apunta Palomino) por el taller sevillano de Zurbarán o la introducción de la preparación sevillana en Córdoba a través de Juan Luis Zambrano.

La evolución y el desarrollo de las preparaciones en este periodo van paralelos a los que se producen en los soportes.

"Castillo es un dibujante extraordinario", subrayó el especialista, que destacó el papel fundamental que para él representa el dibujo "en el proceso intelectual" de creación de la obra y como preparación del trabajo en el lienzo.

En sus bocetos de presentación para los encargos de comitentes, por otra parte, muestra una gran "soltura" y "destreza" y "una paleta austera: nada que ver con la versión final". Los bocetos evidencian la exhaustividad del pintor. Del Castillo realiza cambios respecto a los dibujos previos y seguirá haciendo correcciones en la versión final.

El experto, que fundó Icono en 1991, destacó la "calidad" como paisajista del cordobés, que pinta el paisaje completo y al final coloca las figuras, como demuestran los estudios realizados con modernas técnicas.

El simposio recibe hoy en Filosofía y Letras a Fuensanta García de la Torre (Antonio del Castillo, maestro del dibujo, 17:00) y Benito Navarrete Prieto (Antonio del Castillo y su proceso creativo, 19:00). A las 20:45 se celebrará la clausura.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último