¡Quieto todo el mundo! (usted también)
Docudrama, España, 2011, 105 min. Dirección: Chema de la Peña. Guión: Joaquín Andújar. Fotografía: David Azcano. Música: Antonio Fernández. Intérpretes: Paco Tous, Juan Diego, Fernando Cayo, Mariano Venancio, Ginés García Millán, Luis Zaheram, Manolo Solo, Joan Pera. Guadalquivir, El Tablero, Artesiete-Lucena.
Elogio del oportunismo. Con una precampaña mediática a gastos pagados a propósito del 30 aniversario del evento, 23-F se apunta al carro de la ficción de corte televisivo que, de unos años a esta parte, parece haber suplantado a la Historia de España por un limitado sucedáneo melodramático para grandes audiencias que a su vez se mira en la televisión de calidad (vía BBC) como modelo de referencia y prestigio popular.
Al rebufo de series como Cuéntame, Amar en tiempos revueltos, La señora y 14 de abril, la República o de telefilmes como 23-F: el día más difícil del rey o Felipe y Letizia, pero también al de ese otro filón que aspira, con reverencial genuflexión, a humanizar a los monarcas y dirigentes (The Queen, El discurso del rey, Special relationship, ahora se anuncia el biopic de Margaret Thatcher con Meryl Streep haciendo de las suyas) en tiempos de crisis, el producto que dirige Chema de la Peña hace acopio subrayado de contrastadas investigaciones y documentos sobre el asunto para convertirlas en una digerible y simplificada ficción que guiña un ojo al amateur de la materia (o sea, a cualquier español con una cierta edad) y resume didácticamente a los jóvenes hijos de la Democracia los highlights más archisabidos de aquella noche de tricornios, transistores y ceniceros llenos.
Deudora de la estética aseada de las tv movies españolas con un plus de rugosidad, texturas apagadas (ya se sabe, aquella España no tenía color) y movimiento que se quieren seudocumentales, 23-F transita con la habitual y achacosa mecánica acartonada del subgénero por hechos, anécdotas, frases antológicas y personajes reales que, convenientemente caracterizados sobre el parecido razonable, interpretan su medido papel (en la mayoría de los casos, de mera comparsa) en una función hilvanada por un guión omnisciente que, queriendo moverse por doquier (de las Cortes a la Zarzuela, de los cuarteles a la sede de RTVE), termina por focalizar su relato a través del muy castizo, español y visceral protagonismo de Antonio Tejero, antihéroe involuntario de un fracaso anunciado al que la composición de Paco Tous incorpora unos delirantes tintes trágicos.
Diálogos explicativos (que se sepa quién es cada quién), narrativa enfática, caracterizaciones a la vieja usanza, reparto autonómico y poca, muy poca respiración en el corsé diseñado por el guión de Joaquín Andújar completan un recorrido con GPS al que, por si fuera poco, le termina de hacer un flaco favor el contraste con el material de archivo que se inserta puntual y arbitrariamente. Contra lo que pudiera pensarse, cualquier parecido con la realidad o la verdad histórica es pura coincidencia.
No hay comentarios